Editorial


El otro sismo de antier

Además del terremoto político local y nacional por el reconteo de votos en la Registraduría, antier en la tarde se sintió un sismo geológico en Cartagena cuyo epicentro estuvo cerca a Santa Marta, a más de 128 kilómetros de profundidad, en donde fue mucho más fuerte que aquí.
Así dimos la noticia ayer en El Universal: “El Servicio Geológico Colombiano informó este viernes que sobre las 6:26 de la tarde se presentó un sismo de magnitud 5,4, con epicentro a 15,78 kilómetros al sureste de la cabecera municipal de Manaure, Balcón del Cesar.
“Según Ingeominas, el epicentro estaba a 36,37 kilómetros de Valledupar, y se sintió en algunas ciudades de la Costa como Santa Marta, Barranquilla, Rioacha, Cartagena y otras, como Bucaramanga.
“En Cartagena, a través de las redes sociales se reportó en su momento el fenómeno. Testigos informaron que en la Universidad del Sinú fueron evacuados los estudiantes una vez se presentó el sismo”.
El Servicio Geológico Nacional se reunía en Cartagena coincidencialmente en un curso acerca de cómo formular proyectos, así que el sismo da otra dimensión  a la temática del evento.
No es la primera vez que tiembla en Cartagena y en ocasiones anteriores se ha sentido más fuerte que ayer, especialmente en el propio litoral. Sabemos que la cimentación de muchos edificios en Cartagena fue calculada incluyendo la sismorresistencia y suponemos que las torres cada vez más altas que se construyen aquí últimamente también están calculadas para estos eventos, que aunque improbables, no son imposibles.
Hemos visto cómo en los países en donde las construcciones son endebles la devastación por sismos es enorme, como en Haití y como en algunos lugares de Asia, donde poco usan hierro para reforzar sus construcciones. Es imperativo entonces que las de aquí cumplan todos los requisitos y además estén por encima de estos en la seguridad de las construcciones.
Cartagena debería examinar muy bien para dónde va con sus construcciones de torres cada vez más altas a la orilla del mar. No solo hay que considerar cómo se debe modificar el código de construcción para enfrentar el cambio climático, especialmente el incremento en el nivel medio del mar con respecto a la altura de los garajes y primeras plantas de los edificios, sino qué se va a hacer con unas construcciones que irresponsablemente omiten esta clase de análisis y que levantan a diario con los precios más altos por metro cuadrado de Colombia, que por lo mismo deberían incluir los factores de cambio climático.
En la administración de Judith Pinedo el incremento en el nivel medio del mar fue tomado en serio, pero se siente abandonado en las subsiguientes, y la de Dionisio Vélez, aunque corta y atiborrada de necesidades, debería seguir construyendo sobre aquella, conocimiento guardado en la Universidad de Cartagena y también en estudios elaborados por Invemar.
Los propios constructores y sus gremios deberían liderar la creación de nuevos estándares de seguridad por todo lo anterior.

 

 

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