Editorial


El rescate de La Popa

EL UNIVERSAL

16 de abril de 2017 01:10 AM

En el país y en Cartagena la sucesión de acontecimientos va haciendo relegar algunos de los problemas serios que deben ser resueltos, por lo que celebramos un comunicado de la Alcaldía de ayer -el 188 -en el que la entidad anuncia: “Arrancaron obras de mitigación en el Salto del Cabrón, en el cerro de La Popa”.

Esta, por supuesto, es una gran noticia porque aunque a algunos les pareció exagerada la alarma dada hace unas semanas por el ingeniero Jorge Rocha, el riesgo de que la cima del cerro se debilite hasta caerse con todo y monasterio no es despreciable, por lo que celebramos el aviso oportuno del ingeniero y también que el Distrito lo haya tomado muy en serio.

La Alcaldía advierte que los trabajos iniciados son apenas de mitigación mientras se estudia bien el daño en La Popa y las mejores soluciones de los ingenieros expertos. Por el momento, se sellarán las fisuras para evitar que las lluvias que se aproximan erosionen más el cerro y aumenten la posibilidad de que se pueda caer. Este es entonces apenas un primer paso para luego proceder sobre seguro con los estudios en la mano.

El secretario de Infraestructura, Santiago Carrasquilla, aseguró que la semana entrante se comenzarán a contratar “(...) los estudios y diseños para conocer de fondo la problemática que permita establecer la solución definitiva, mediante convenio que se suscribirá con la Universidad de Cartagena, en la cual el aporte de la Alcaldía será de $416.200.000 y una contrapartida de la Universidad de Cartagena por 60 millones de pesos”.

Pensar que los problemas de La Popa no son integrales sería una necedad, y es por eso que además de los estudios puntuales para evitar la caída de la cima, se requiere un plan que incluya el manejo de las aguas que le caen al cerro y sus drenajes, con la consiguiente erosión, buena parte de la cual va a dar a muchas de las calles de los barrios de su periferia. Manejar las escorrentías es una de las acciones más importantes y urgentes para emprender, y se deben retomar las defensas de los cauces por donde baja el agua, que es una parte enorme del problema inmediato y futuro.

También debe haber una política de reasentamiento de los invasores y de protección del cerro que trascienda el usual bla-bla-bla y se convierta en política de Estado de Cartagena, y cumplirla por lo mismo debería ser obligación de las sucesivas administraciones de la ciudad, eliminando la falta de planificación y luego de ejecución. El mandatario que no se ocupe con interés por La Popa debería estar sujeto a sanciones legales serias.

Por lo pronto se le abona a la administración de Manolo Duque el haber dado un buen primer paso para salvar a La Popa, pero se necesita diseñar y mantener una ruta que garantice la sostenibilidad del cerro y que lo recupere también ambientalmente, y lo consolide como pulmón verde de Cartagena.

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