Editorial


Enderezar el rumbo

Cartagena está en boca del todo el país. Las portadas de los diarios locales y nacionales no han dejado de publicar el seguimiento de las audiencias de imputación de cargos que empañan la situación penal del suspendido alcalde Manolo Duque, su primo hermano José Julián Vásquez, el concejal Jorge Useche Correa y la contralora Distrital Nubia Fontalvo, quienes fueron detenidos el miércoles pasado por los delitos de concierto para delinquir, cohecho y tráfico de influencias.

Insistimos y como dijimos en nuestro editorial del 4 de agosto, que este nuevo drama de Cartagena debe terminar con el triunfo de una justicia sólida, que absuelva o condene ganándose el respeto de la ciudadanía.

Es lamentable que cada vez se escuchan más nombres de políticos en una investigación que se inició por la elección de la contralora. Específicamente nombres de concejales que habrían participado en esta coalición.

Estos audios, sin duda, aumentan la imagen negativa que tiene la ciudadanía del Concejo Distrital.

La percepción de desfavorabilidad e insatisfacción hacia esta institución fue reflejada en la encuesta de Cartagena Cómo Vamos, en la que a pesar de que el 78% de los ciudadanos opinaron que sí lo conocen, el 69% manifestó que tiene una mala imagen de este, solo el 31% expresó su favorabilidad. Lo que determinó que la gente sigue sin creerle a este órgano coadministrativo.

El fiscal General, Néstor Humberto Martínez, dijo que se podrían venir más capturas, no sabemos cuántas ni quiénes, pero lo que se está escuchando en las más de 400 horas de grabaciones que tiene la Fiscalía, dejan mal parados a varios cabildantes, que al parecer no actuaron con transparencia, y perjudican a sus colegas honorables y a la entidad.

Preocupa y mucho que los cartageneros sigan pensando que tenemos un Concejo que obra no en favor del bienestar de la ciudad sino en el personal.

La honradez, la ética, la tolerancia y el respeto deben recuperarse. Acogemos la propuesta de Funcicar de asumir con responsabilidad la coyuntura política y que la Administración y la ciudadanía, con todos sus sectores, trabajen en conjunto para crear condiciones hacia el desarrollo sostenible y no solo pensando en superar la crisis.

La corrupción no se va a extirpar si no honramos, entre todos, un pacto sincero por la decencia, participando sin sesgos políticos ni intereses mezquinos en la escogencia de los mejores para entregarles, sin temor alguno, las riendas de la ciudad, sin olvidar, de aquí en adelante que los pueblos tienen a los gobernantes que merecen. La ciudad debe enderezar el rumbo.

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