Editorial


Firmar la paz con las Farc en Cartagena

Es un hecho: el gobierno y las Farc firmarán su acuerdo de paz en Cartagena, entre otras cosas, dijo el presidente Santos, porque “San Pedro Claver ha sido proclamado como el gran defensor de los Derechos Humanos” y el proceso de La Habana “ha tenido como una de sus características que ha puesto a las víctimas y los Derechos Humanos como el centro de la solución de este conflicto. Por eso también hemos escogido Cartagena ese lunes 26 de septiembre para la firma de este trascendental acuerdo”.

Al alcalde Manolo Duque, por su parte, dijo que  “Nos sentimos regocijados por esa gran noticia de que la paz se firme en Cartagena, ratificando que la ciudad es territorio de paz; yo les digo a todos bienvenidos al gran escenario mundial de la paz”.

Dumek Turbay, gobernador de Bolívar, aseguró que “nuestro gobierno está basado en brindar a la población las oportunidades para la paz y el posconflicto; hemos hecho grandes esfuerzos para contribuir a la que será una paz duradera en la región y el departamento”.

Corpoturismo no se quedó atrás y su Presidenta Ejecutiva, Zully Salazar Fuentes, aupó la designación de Cartagena y dijo que  aquí tenemos “una industria sólida para atender reuniones del más alto nivel (...) y la mejor de las actitudes para recibir a los dignatarios que se darán cita el próximo 26 de septiembre”.

Cartagena tiene sentido como sede de la firma de los acuerdos por muchas razones: tiene la infraestructura; la experiencia; le conviene a quienes no soportan la altura y son importantes para el evento, como Raúl Castro; tiene un enclave presidencial con todos los “juguetes” en la Casa de Huéspedes Ilustres; y está a mitad de camino entre los visitantes del norte y del sur.

Pero los jugadores locales, especialmente el alcalde Duque y su equipo de gobierno, tendrán que pasar de los buenos deseos a la acción, porque de la misma manera que el evento es una oportunidad como pocas para darle un vitrinazo invaluable a la ciudad, mostrará también sus aspectos negativos, comenzando por la avenida Santander, que ya necesita en varios sitios capas nuevas de rodamiento además de que se garanticen los desagües en inmediaciones del puente nuevo en Marbella si llega a llover, que es lo más probable por la época, y quizá amerite el evento que Aguas de Cartagena suspenda su trabajo en la avenida San Martín por un tiempo prudencial y despeje la vía para aminorar los ya insoportables trancones del sector turístico.

Un evento con afluencia de jefes de estado como los que se supone vendrían exige gran parafernalia: carros blindados y escoltas por docenas, sitios para estacionar sus aviones, y alojamiento y transporte para sus delegaciones. Quizá el alcalde considerará oportuno decretar algún día cívico para quitarle presión a la zona turística e histórica.

El trabajo para que el evento no le quede grande a la ciudad debería comenzar enseguida. 

Pero los jugadores locales, especialmente el alcalde Duque y su equipo de gobierno, tendrán que pasar de los buenos deseos a la acción (...)
 

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