La Costa Caribe viene luchando unida para defenderse de la escasez y carestía del gas para la producción industrial, ya que la oferta del gas domiciliario -por fortuna- está asegurada.
Antier se reunieron en Bogotá con el ministro de Minas y otros funcionarios del ramo un grupo de cartageneros encabezados por Surtigas y la Andi, y quedó claro que el gas faltante para la industria de la región Caribe quedó cubierto con un gas que pertenece a Ecopetrol, pero aún falta el “detalle” de definir el precio.
Si Ecopetrol pretendiera que la industria se lo pagara al mismo precio que lo pagan los generadores, estaríamos en la misma situación porque de todos modos habría que cerrar las fábricas de la región Caribe.
Es cierto que El Niño es el responsable inmediato de la escasez de energía al estar las represas del país, con cuya agua la generan, apenas al 40% de su capacidad, estando a pocas semanas del verano oficial, que para efectos prácticos será casi igual al “invierno” que está a punto de terminar, porque tampoco llovió.
Los colombianos hemos pagado USD 7.800 millones desde 2006 en el llamado cargo de confiabilidad en los recibos para asegurarnos de que las generadoras hidráulicas y térmicas estuvieran al 100% para evitar un apagón como el de 1991, y ahora resulta que ese dinero es como si se hubiera botado a la basura porque las tarifas de energía en esta crisis son astronómicas. ¿Para qué le sirvió a los colombianos, incluyendo a los industriales del país, gastar, que no invertir, este dineral?
Ante un manejo tan ineficaz de las contingencias para conjurar un apagón, cualquier alza en la tarifa del gas para los industriales, especialmente los del Caribe, debería asumirla el Gobierno, quien, repetimos, no previó las soluciones para las crisis que pudieran surgir.
Tampoco tenemos muy claro cómo es que el gas natural producido en la Guajira sea más barato en Bogotá que aquí en el Caribe, donde se extrae. Quizá hay alguna lógica económica, sobre todo para los intereses del altiplano, pero los percibimos irracionales e injustos con esta región.
Ayer se reunieron cinco congresistas de Bolívar con Surtigas y con la Andi -Pedrito Pereira, Nando Padauí, Nadia Blel, Sandra Villadiego, Fernando Araújo Rumié, y una delegada de Andrés García Z.- para enterarse de primera mano de los resultados de la reunión en Bogotá, que indudablemente fue un avance, y para ayudar a que el Gobierno entre en razón y mantenga unas tarifas asequibles del gas para la industria del Caribe.
Es indispensable que los congresistas de Bolívar defiendan nuestro empleo formal, porque la crisis que se vislumbra no es solo industrial, sino un problema social de gran magnitud -el desempleo masivo- si se llegan a parar las industrias locales.
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