Editorial


Hernando Lemaitre

EL UNIVERSAL

03 de agosto de 2018 12:00 AM

La obra del artista cartagenero, Hernando Lemaitre Román (1924-1970), regresa a su casa, al Museo de Arte Moderno de Cartagena. La Sala Lemaitre es el homenaje que Cartagena rinde a uno de sus más grandes hijos y artistas. Es un espacio donde se puede conocer el legado del pionero de la acuarela en la ciudad. Lemaitre consagró su breve existencia en dibujar a Cartagena, retratarla, contemplarla y observarla en sus más secretos rincones.

Hernando Lemaitre, quien dirigió el Museo de Arte Moderno de Cartagena, creó con su obra una escuela que prosigue su huella, integrando paisajes y escenas humanas en las acuarelas. Hay en toda su obra una estampa ambiental y emocional de la ciudad. Se diría que se pasó la vida pintando su entorno, cerca a su casa de Manga, a un paso del muelle, y los paisajes marinos, con las cúpulas de San Pedro Claver o los barrios que estaban junto a la muralla, los mismos que su padre trasladó en 1939 hacia Canapote, Pekín entre estos.

Hernando Lemaitre comenzó su travesía artística impulsado por su padre, el artista e industrial Daniel Lemaitre Tono, quien trajo a su casa como maestro de arte al acuarelista español, Vicente Pastor Calpena, quien le enseñó las técnicas de la acuarela. Al culminar sus estudios de bachillerato, viajó a Estados Unidos y estudió en varios lugares, incluyendo en Maryland, Washington, Virginia, y Massachusetts.

Sus dos únicas exposiciones individuales fueron en Cartagena, en 1951, y otra en Bogotá, en la Galería Leo Matiz, en 1952. Viajó a París a estudiar perfumería para trabajar en la empresa de su padre, y allá se encontró con su maestro español, Pastor Calpena.

La pintura inspiradora de Lemaitre ha alimentado a las nuevas generaciones de acuarelistas de Cartagena y el país. Sentía pasión por la perfección de las formas, y era notable su paciencia para planear los contrastes de luz y sombra y para depurar una técnica antigua y exigente, donde los blancos y las luces vienen de dejar la cartulina en limpio desde el comienzo. Nuestro acuarelista solía decir, contrario a lo que creían la mayoría de las personas, que nuestro mar no era azul, sino gris, muchas veces reflejo del cielo local, y así lo pintaba la magia de su pincel. Algunas de las acuarelas que formaban parte de colecciones privadas y de sus herederos, enriquecen la exposición de su homenaje hoy. Con más de trescientas obras, la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Cartagena es un patrimonio cultural de Cartagena, erigido en más de medio siglo.

La reapertura de la sala Lemaitre se fortalece con el aporte de nuevos aliados y fervorosos estudiosos de la pintura de Lemaitre. No hay ningún acuarelista colombiano contemporáneo que no haya sentido el magnetismo vigente y esclarecedor de Hernando Lemaitre, quien es una presencia cartagenera perpetua.

Ojalá más jóvenes artistas cartageneros se sientan tentados a tomar el difícil pero fértil camino de la acuarela.
 

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