Reprochable lo que ocurrió contra el periodismo la tarde del lunes, en la audiencia de imposición de medida de aseguramiento a seis implicados por presuntas irregularidades en la ejecución del Programa de Alimentación Escolar (PAE) 2016.
El juez 12 con función de Control de Garantías, José Luis Sepúlveda, sacó de la sala a la periodista de El Universal, la única reportera que cubría la audiencia en ese momento. El motivo: porque un familiar de los investigados la señaló de estar grabando lo que allí sucedía.
El abuso contra la reportera empezó desde que un allegado de uno de los sindicados le arrebató el celular de las manos para que revisaran si era cierto que estaba grabando.
Luego se lo entregó a un agente del CTI y este se lo llevó al juez, quien tomó el aparato por unos segundos, sin poder ver nada porque estaba bloqueado.
El juez dio la orden de detener la audiencia “porque nos dijeron que alguien estaba grabando”.
Acto seguido el funcionario del CTI le pidió a la periodista que se retirara de la sala. Entonces las miradas que debían estar puestas en los investigados por tan grave acusación como es la de despilfarrar el dinero destinado para el alimento de los niños en los colegios, terminaron en una periodista que solo cumplía con su labor.
Cuando salía de la sala, otro funcionario le revisó el celular, entró a la Galería y conversaciones de WhatsApp, sin encontrar absolutamente nada de lo que la acusaban.
Esto es una violación a los derechos humanos y a la libertad de prensa, también a la intimidad. Era una audiencia pública, con señalamientos graves de corrupción, que terminó en la noche sin ningún periodista como testigo de lo que allí se dijo.
Y lo peor es que tres días antes de ese hecho, también en esa sala y por la misma investigación, un funcionario de la rama judicial atacó a una periodista de RCN Televisión. Le gritó “amarillista” por supuestamente grabar imágenes. La periodista aclaró que era falsa esa acusación.
¿Había algo qué esconder? ¿No es justo que todo el mundo sepa qué fue lo que se hizo con la plata destinada al alimento de los niños? La actitud dentro del recinto deja mucha preocupación.
Nuestros periodistas siempre han respetado las reglas en las audiencias, a las que asistimos solo para conocer y publicar los hechos como ocurrieron en cada proceso, sin añadir ni restar elementos.
Cada vez que un reportero va a una audiencia, está expuesto, entre otras cosas, a los insultos de los allegados de los procesados, y a veces a más, como pasó recientemente en el caso de la Madame, cuando un reportero gráfico de este medio fue amenazado de muerte.
Indigna que ahora también la prensa se sienta constreñida por los encargados de impartir justicia dentro de una sala. El Universal tomará las acciones legales pertinentes y seguirá haciendo su labor de investigar y divulgar las noticias.
Agradecemos la solidaridad demostrada por todos los colegas de los demás medios.
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