Editorial


Inspección a construcciones

Es una buena noticia que un equipo interdisciplinario de expertos haya acometido ya la inspección minuciosa de los 16 edificios de los Quiroz, uno de los cuales se cayó con un saldo más que conocido: 21 muertos y 20 heridos. Este trabajo, según las autoridades, debe estar concluido en 5 meses.

El sentido común indica que aunque las anteriores construcciones están en la mira de los expertos por razones obvias, y así debe ser, no son las únicas que deberían ser inspeccionadas en la ciudad, y también es fácil suponer que estas irregularidades no nacieron con las construcciones de este grupo familiar, sino que son un mal mayor del que se supone. Es muy difícil creer que estas malas prácticas fueron inventadas durante la administración de Manolo Duque, sino que vienen de mucho tiempo atrás y que toda la corruptela que las rodea era ya un ‘negocio’ reconocido y parte del botín de algunos funcionarios y sus conmilitones.

Algún equipo conformado para el propósito debería inventariar las demás construcciones en estas áreas de poca vigilancia para también inspeccionarlas y poder así dar un parte de tranquilidad a sus inquilinos, que serían los mayores perjudicados en caso de tener que desocupar sus viviendas si fuera determinado que están mal construidas y son inseguras. La mayoría invirtió los ahorros de su vida en estos inmuebles y no merece ni perderlos ni vivir en zozobra. El Estado, por negligente y a veces cómplice, debería responderle a quienes resultaran perjudicados. 

En el otro extremo del péndulo están los constructores serios que se preocupan por cumplir las normas legales y de la buena ingeniería, y que podrían resultar perjudicados por las faltas de los constructores informales y sin escrúpulos si la gente llegara a pensar que todos pueden medirse por el mismo rasero, que por supuesto no es el caso.

Conviene que todos los gremios relacionados con el ramo de la construcción colaboren con su experiencia y conocimientos en estas investigaciones para tratar de determinar qué tan grande es el daño hecho y si otros sectores de la ciudad están afectados, para poder comenzar con un tablero limpio en adelante, de manera que no se puedan repetir jamás las malas prácticas constructivas que han quedado a la vista recientemente.

Esta auditoría sería dispendiosa, pero indispensable para la tranquilidad de la ciudadanía y de la mayoría de los constructores acreditados y correctos de Cartagena.

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