El primer espolón de 7 para proteger a Tierrabomba está listo, una obra que se hizo gracias a la colaboración entre el gobernador de Bolívar, Juan Carlos Gossaín, quien consiguió los 24 mil millones en un OCAD, y el alcalde de Cartagena, Dionisio Vélez, quien licitó y otorgó la obra.
Además de los 7 espolones, habrá 3 rompeolas, una defensa marginal -una especie de malecón- y un relleno hidráulico que llenará de arena el espacio entre la costa de hoy y la defensa marginal, agrandando así la tierra firme de la isla. Las defensas impedirán que se siga derrumbando el barranco al pegar el oleaje primero en los espolones y ya con menos fuerza en la protección marginal.
El propósito inmediato de estos trabajos es impedir que el pueblo de Tierrabomba termine derrumbado en el agua, pero no se debe perder de vista que estas obras son apenas un grano de arena de las que se necesitan en toda la jurisdicción de Cartagena. A medida que suba el nivel medio del mar por el calentamiento global al derretirse algunos témpanos de hielo, las olas entrarán con más fuerza desde mar adentro y azotarán todas las costas del Caribe colombiano.
Es indispensable entonces no dormirse las distintas autoridades de la ciudad, y también el sector privado, para lograr que se construya de inmediato la antes llamada avenida del Bicentenario y proteger toda la costa desde el túnel de Crespo hasta el hotel Caribe.
Pero por supuesto, ahí no para todo, porque todas las poblaciones costeras requieren de este tipo de defensas, también hacia el norte del túnel de Crespo. Algunas probablemente tendrían que ser evacuadas, aunque hacerlo no eliminaría la necesidad de proteger el propio litoral de la erosión. Otro tanto requerirá pronto la península de Castillogrande, también a merced del mismo fenómeno ambiental.
Las islas del Rosario sufren enormemente por el embate del mar, y aún estamos esperando de Parques Nacionales el famoso “plan integral” que diseñaría la defensa de ese archipiélago, prometido hace más de siete años y que no deja de ser una ficción de la entidad, que permite que ese parque se destruya poco a poco todos los días.
Pero le saca plata con los viajeros a islas del Rosario y se la lleva para Bogotá para mantener la nómina de los demás parques naturales nacionales, en vez de reinvertir lo recaudado aquí.
Mientras tanto las distintas autoridades también permiten que se destruya Playetas, por donde el mar cortará en dos la isla de Barú cuando menos lo pensemos. Se necesita un plan integral para defender todo el litoral y todas las islas, y no planes segmentados e inconexos.
Los daños a Tierrabomba son apenas una muestra de lo que ya se nos vino encima por el cambio climático y debería alertarnos para actuar, sobre todo a quien gane las elecciones para la alcaldía de Cartagena.
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