Editorial


La horrible telaraña de cables

Cartagena sufre un flagelo cada vez más generalizado debido al mal manejo de cables ajenos a Electricaribe, pero que utilizan los postes de esta empresa. Este no es un descubrimiento original de El Universal, sino de buena parte de la ciudadanía, mucha de la cual nos envía con frecuencia fotos de estos enjambres de cables, incluyendo a Jaime Rendón, un dirigente cívico que viene denunciando este fenómeno desde hace bastante tiempo.

El Universal ha hablado al respecto con Electricaribe, compañía que nos dijo que diversas empresas, principalmente de comunicaciones, le pagan por usar su postería, servicio al que Electricaribe no se podría negar. Lo inaudito es que el propio Electricaribe no sabe qué empresa en particular usa una u otra postería, y que sepamos, ninguno de los cables está identificado con el logo de ninguna compañía.

Su modus operandi es que al hacer cualquier instalación dejan muchos metros de cables en forma de rollos en la postería para por si acaso se llegara a requerir multiplicar dichas instalaciones. Es decir, estas empresas usan la postería de Electricaribe como sus bodegas particulares, y nuestro entorno, como si fuera propio. La contaminación visual que causan es de grandes proporciones, pero obviamente les importa un bledo y siguen adelante con este método insólito como si fuese el más normal.

Sus instalaciones a la mayoría de sus clientes carecen de estética y de respeto por el ambiente, y cruzan cualquier calle por cualquier lugar si es lo que más les conviene a los instaladores. Es decir, aplican la ley del mínimo esfuerzo y máxima conveniencia particular, aunque podrían estas compañías tener otro punto de vista que es desconocido por nosotros.

Parte del problema es su anonimato para efectos prácticos. Además de no estar marcados sus cables en los casos que conocemos, sus operarios -¿serán contratistas tercerizados?- no tienen nombres de compañías reconocibles en sus uniformes, casi como si quisieran pasar más que desapercibidos, de incógnito. Cosa similar ocurre con sus vehículos.

Mientras en el área urbana sus redes están relativamente ordenadas, sin obviar el desastre ambiental y visual de los rollos de cables, en el área rural las tienen abandonadas, perjudicando a propietarios particulares de las tierras por donde pasan con cables semicaídos, caídos del todo, o cayéndose, lo que dificulta a sus propietarios ejercer el derecho a usar su tierra con ganado, a sembrarla, o a utilizar tractores en ella. Como los cables no están marcados, nadie sabe a quién acudir ni a dónde llamar para que le resuelvan el problema. Los cables en el suelo son un abuso y un peligro.

Las autoridades correspondientes deberían tomar cartas para controlar este abuso contra la ciudadanía urbana y rural, y Electricaribe debería ser informado de manera inmediata quiénes utilizan sus posterías, dónde y con qué.

La contaminación visual que causan es de grandes proporciones, pero obviamente les importa un bledo y siguen adelante con este método insólito como si fuese el más normal (...)

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