Editorial


La intervención a Electricaribe

Comenzó ya la intervención a Electricaribe por dos razones principales: el riesgo de que su situación financiera la lleve a una parálisis al no pagarle a sus proveedores; y su mal servicio por el estado de las redes locales en la llamada “última milla”, destinada principalmente a 10 millones de clientes de la Costa Caribe.

Esto no quiere decir que la compañía desaparecerá por arte de magia, ni que necesariamente tenga que irse, aunque esto último podría pasar. Hay un plazo de dos meses, prorrogables por otros dos, para que la Superintendencia de Servicios Públicos, en cabeza de José Miguel Mendoza, diagnostique la situación de la empresa y decida o no liquidarla.

La movida del Súper incluyó ‘remover’ al gerente y junta directiva de Electricaribe, y asumir la administración de la empresa. Las deudas de Electricaribe por el momento están congeladas y serán reestructuradas para poderlas pagar con mayor facilidad, cosa que en todo caso hará la compañía y no el Estado colombiano, quien no usará un solo centavo del erario que no le cobre luego a Electricaribe.

Javier Lastra Fucaldo es el agente especial, quien actuará como una especie de gerente, y el presidente será Edgardo Sojo González, quien también es gerente del crítico Plan 5 Caribe, que implica mejorías en la infraestructura eléctrica de este litoral antes de la ‘última milla’, por cuenta del Gobierno. Ambos tienen mucha experiencia. Tetra Tech, una compañía estadounidense, también veterana y respetada en el sector, hará un balance de Electricaribe y asesorará al Súper en este sentido.

El primer objetivo de la toma de posesión, como describe el ministro Arce lo sucedido, es normalizar a Electricaribe para que siga funcionando y no necesariamente para cambiarla por otro operador.

Muchas personas tienen la expectativa errada de que Electricaribe sale del panorama con la intervención, y que el servicio se arreglará en adelante, lo cual no ocurrirá. De momento el principal resultado de la intervención es que eliminará los riesgos de los cortes programados, es decir, del racionamiento, que ya se veía venir para el litoral caribe.

El ministro de Minas, Germán Arce, le dijo a El Universal que “hay que aclarar que la intervención no resuelve por sí sola los problemas de calidad (cortes frecuentes), no resuelve el problema de los diez años de falta de inversión, pero sí es el camino a través del que se puede reorganizar la compañía”.

La compañía intervenida tendrá que tratar de controlar el robo de energía y cobrarles a los entes territoriales lo que les deben, y sancionar a los funcionarios que sigan siendo mala paga. No es fácil la solución, ya que además de los problemas que ya hay, la demanda de energía crece dos veces más en el Caribe que en el resto del país y se requiere gran inversión del Estado y de Electricaribe, o de quien llegue a reemplazarlo.

El Gobierno al fin dio un paso positivo y firme, y hay que destacar la gestión del Superservicios. Nada iba a cambiar si el Gobierno hacía más de lo mismo.

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