Antier los habitantes de un barrio de Turbaco se opusieron a que instalaran una antena de telefonía celular en un lote aledaño a sus casas porque aseguran que estos aparatos dañan la salud, y más concretamente, producen cáncer.
Hace algunas semanas pasó algo similar en el paseo peatonal de Manga al descubrir la comunidad que un hueco enorme que excavaban era el espacio para los cimientos sobre los que se instalaría uno de estos artefactos, este de 25 metros de altura, que a la vez tendría cámaras de seguridad. Instalar la antena nunca fue una de las obras anunciadas para esa área pública de Manga, tan importante para sus habitantes, y la comunidad se opuso a través de Asomanga. Se supo entonces que no sería esa sola antena la que se instalaría, sino que en la ciudad se requerían de inmediato 10 iguales en distintos lugares.
En Cali, el periódico El País entrevistó el 28 de agosto pasado a Sergio González, director de Asomóvil (gremio de las compañías de celulares). El medio le recordó a González que en esa ciudad hubo “decisiones judiciales” que obligaron a desmontar “en el último año cinco estructuras (antenas)” luego de quejas de la gente, y González aclaró que “Una nueva circular del Ministerio de las TIC y la Procuraduría les da a las alcaldías un plazo máximo de dos meses para responderles a los operadores de telecomunicaciones sus solicitudes de instalación de antenas”, agregando que esto “destrabará procesos de instalación en al menos 17 ciudades del país...”, entre las que suponemos está Cartagena.
La nueva circular del ministerio, dice González, habla de “la importancia de cumplir con el artículo 193 del Plan Nacional de Desarrollo, que prevé un despliegue de infraestructura y unos tiempos para ello”, para llegar a 27 millones de conexiones en cuatro años, meta del Gobierno nacional. Y añade González que “...ese artículo del que hablo busca eliminar las barreras en materia de infraestructura”. Es decir, el Gobierno nacional sigue su Plan de Desarrollo y necesita que se instalen las antenas.
En la entrevista, González aclara que la nueva tecnología requiere antenas a no más de 250 metros la una de la siguiente, y que no pueden estar en cerros distantes. La única solución son las torres, o las azoteas de los edificios, donde habría antenas de varias compañías.
Las comunicaciones son importantísimas para el país y los celulares son de uso masivo por la población colombiana. Cada día se transmiten más datos, fotos y videos, por lo que la infraestructura tiene que ser robustecida para tener más usuarios y para prestarles un mejor servicio. Una cosa es segura: sin más antenas no habrá ni mayores ni mejores comunicaciones en Colombia.
González le aseguró a El País que las antenas no son nocivas para la salud y que hay mucha desinformación.
Para evitar más acciones jurídicas y desórdenes públicos, el Gobierno nacional debería contratar expertos independientes en los que todo el mundo pueda creer, para que le expliquen a los colombianos por qué las antenas no dañan la salud humana, como creen tantas personas.
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