Ayer El Universal publicó un artículo acerca de la constante e imparable invasión de la Ciénaga de la Virgen, acción ilegal y nociva que la Asociación de Juntas de Acción Comunal de la Localidad 2 (Asojac 2) condena, y culpa a la inconclusa Vía Perimetral, porque al no estar construida, no hay una barrera visible para delimitar la ciénaga y frenar las invasiones, ni una manera fácil de custodiar la orilla diariamente para detectar las anomalías.
La Perimetral, que nace en San Francisco, debería ir hasta la carretera de La Cordialidad, bordeando al barrio de El Pozón, permitiéndole empalmar con la Variante Mamonal-Gambote a través de la vía que va desde allí hasta el peaje del Corredor de Carga. Hay construidos 3,5 kilómetros (desde 2006) y faltan 10,5 kilómetros por construir, que deberían ser acometidos por la Nación a través de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI). La Vía Perimetral es parte del Parque Distrital Ciénaga de la Virgen, que está en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT).
La senadora Daira Galvis advirtió que esta obra no depende de los congresistas de Bolívar, sino del Gobierno nacional, aunque estos podrían organizarse en una comisión para presionar al poder central. Por su parte, el senador Fernando Araújo recalcó que la Nación no tiene dinero para las obras de Cartagena, pero sí para las de Barranquilla, Medellín y Bogotá. No hay que escatimarle las obras a las demás ciudades y regiones de Colombia y de la región Caribe, pero sí debemos aprender a hacer que nos tengan en cuenta, y volvemos a la necesidad de desarrollar un mejor liderazgo, falencia planteada por muchos analistas, incluyendo a Adolfo Meisel en su reciente trabajo.
El daño que se le hace todos los días a la ciénaga de la Virgen es enorme, no solo por los rellenos agresivos y generalizados sobre los cuales construyen casuchas, sino por la cantidad de sedimentos y basuras que le aportan los caños de desagües pluviales que desembocan en ella. Si no fuera por La Bocana y sus obras conexas, la ciénaga de la Virgen sería una cloaca peor de la que es hoy, y ello a pesar de que la cortina metálica que obligaba al agua fresca de mar a ir hasta el fondo de la ciénaga para refrescar sus aguas, ya se pudrió y no funciona como debería hacerlo.
Una Ciénaga de la Virgen con buena salud ecológica garantizaría ingresos formales para muchas personas que habitan sus riberas, ya que en ella se deberían realizar actividades de naturaleza como avistar aves, o sencillamente navegar por sus manglares en embarcaciones pequeñas, además de poder usar algunos de sus sectores para deportes náuticos tales como el esquí acuático y el canotaje.
Concluir la Vía Perimetral para detener el relleno e invasión de la Ciénaga de la Virgen no es solo un imperativo ecológico, sino un buen negocio para la ciudad y para los habitantes de sus riberas.
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