Editorial


La pesca en la bahía

Hace unos años, el Inderena (Instituto Nacional de Recursos Naturales), entonces a cargo del medio ambiente en el país, prohibió la pesca en la bahía de Cartagena porque sus aguas tenían cantidades peligrosas de mercurio cuyo origen era doble: la vieja planta de Alcalis, y el río Magdalena a través del Canal del Dique.

El mercurio es uno de los elementos más peligrosos para el organismo y es fácil de absorber. Según la página de Internet http://www.greenfacts.org/es/mercurio/mercurio-greenfacts-level2.pdf, “2.1.1 El metilmercurio es un caso especial dentro de los compuestos orgánicos de mercurio debido a que un gran número de personas está expuesto a él y se conoce mejor su toxicidad. El metilmercurio en los alimentos, como por ejemplo en el pescado, supone un particular riesgo para la salud debido a que es fácilmente absorbido en el cuerpo a través del estómago y los intestinos. Es un veneno para el sistema nervioso. La exposición durante el embarazo es altamente preocupante, debido a que el metilmercurio puede dañar el desarrollo del cerebro del bebé nonato. Algunos estudios sugieren que pequeños incrementos en la exposición pueden afectar al sistema circulatorio y al corazón”.

Si bien la planta de Alcalis está cerrada desde hace años, sabemos que la minería legal e ilegal, fuentes importantes del mercurio en el agua, se ha incrementado de manera exponencial y también sabemos que la cantidad de agua que le mete el Dique a la bahía de Cartagena aumentó de manera notable desde su última rectificación y dragado, y que sepamos, nadie ha medido el contenido de mercurio en nuestros cuerpos de agua recientemente. El sentido común indica que la cantidad de este elemento debe estar disparada no solo en nuestros cuerpos de agua internos, sino en todos los lugares donde llega el agua del Magdalena y del Dique.

Cardique es el ente ambiental a cargo de las aguas internas y externas de la bahía de Cartagena, pero no le compete reglamentar la pesca allí, responsabilidad de Minambiente a través del Instituto Nacional de Pesca y Acuicultura (INPA).

Los motivos para prohibir la pesca en la bahía no solo siguen vigentes, sino que aumentaron por las razones antes expuestas, a pesar de lo cual es común ver pescadores en distintas partes de este y otros cuerpos de agua, incluyendo bolicheros en la bahía de Las Ánimas.

Suponemos que buena parte de esta pesca es consumida por los propios pescadores, pero también es probable que los excedentes, cuando los hay, sean vendidos a terceros, por lo que los riesgos para la salud pública son una realidad a la vista de todos.

La ciudad necesita saber qué pasa en sus aguas y de dónde viene la pesca que se consume localmente. Pero sobre todo, debería existir un programa para reeducar a los pescadores artesanales en otros oficios, incluido cultivar peces en jaulas en mar abierto, porque gracias a la depredación de los palangreros, al cambio climático y al mercurio, pescar artesanalmente, aunque es una profesión pintoresca y arraigada, es cada día más precaria.

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