Editorial


La Reforma Tributaria

Como si las clases de menores ingresos en nuestro país no tuvieran ya problemas económicos derivados de la ausencia de oportunidades, ahora lleva la peor parte en la Reforma Tributaria que el Gobierno acaba de presentar a consideración del Congreso, determinando un aumento del l6% al 19% del IVA, uno de los impuestos que más perjuicios causa a las clases populares porque grava el consumo.

Al mismo tiempo, salen perjudicadas las empresas que se dedican a fabricar los productos gravados porque la gente compra menos para proteger sus centavos, crece el desempleo y la economía nacional sufre serios problemas.

Lo que sí tiene de bueno la Reforma es la cárcel a los evasores, siempre y cuando no la terminen pagando los que no tienen con qué en lugar de los que deliberadamente estafan al fisco.

Tal vez el gravamen que mayor polémica ha causado es el que tienen que pagar los tenderos y peluqueros, aunque a última hora se dijo que podía ser una alternativa al Impuesto de Renta.

De todas maneras una carga de impuestos golpea grandemente al consumidor, aunque el Gobierno ha justificado su presentación en que ha percibido menos ingresos por cuenta de la baja del petróleo.

Especial discusión ha suscitado el gravamen del 4% a los datos para telefonía celular, porque aumenta los costos de producción y obliga a muchas empresas a prescindir de muchos puestos, además de representar un freno a esta tecnología que apenas está empezando a despegar en nuestro país.

El impuesto a las transacciones financieras se mantiene, a pesar de castigar duramente a quienes reciben salarios mediante cuentas de ahorro, pues cada vez que tienen que retirar, pagan el 4X1000 y se supone que era un impuesto provisional.

Al mismo tiempo, se frena la bancarización, que ya empieza a extenderse en todos los ámbitos. Un golpe duro a los tenderos será pagar 300 pesos por litro en las bebidas azucaradas, uno de los productos de mayor venta en estos pequeños negocios.

La cascada de impuestos que se nos viene encima provocará una subida de precios al consumidor final que para proteger sus ingresos deberá comprar menos.

Internet no se salva de los impuestos, porque se establece un 5% a partir del Estrato 3, un verdadero desangre en naciones pobres que empiezan a surgir y que dependen de la red para replicar experiencias.

Será demoledor el impuesto a los combustibles, además de todos los gravámenes que se cobran, pues ya de por sí la gasolina sube mensualmente.

La mayoría de los analistas económicos coincide en afirmar que el gobierno colombiano ha debido centrarse en combatir eficientemente la evasión en lugar de abrumar a los ciudadanos con esta avalancha de impuestos que será un duro golpe para la economía en todos los niveles.

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