Todo el mundo sabe que las carreteras son indispensables para que las regiones progresen, especialmente las que están apartadas, quizá no solo por las distancias, sino por la falta de infraestructura vial. Muchísimas regiones del país tienen estas carencias, así que se puede decir que es lo más común en Colombia, especialmente cuando se esta en las periferias del país, fuera del famoso “Triángulo de Oro”.
Es humano asimilar rápidamente el progreso y luego pedir más, a veces olvidando como eran las cosas hace pocos años, como por ejemplo, la hoy llamada Transversal de los Montes de María, que va desde El Carmen de Bolívar hasta Chinulito, sobre la carretera de San Onofre. Es decir, atraviesa el corazón de los Montes de María, y aunque se podría argumentar que esta región montañosa tiene varios ‘corazones’, este indudablemente es, si no el más importante, uno de los principales en la cantidad de tierra campesina que desembotella y la cantidad de gente que beneficia directa e indirectamente.
Pues bien, esta ‘transversal’ no era sino una trocha precaria en 2008 y atravesarla entonces era una odisea de barro, huecos, y estrechez, porque aunque era recorrida por los camperos de diversas marcas preparados en El Carmen de Bolívar de manera rudimentaria con muelles reforzados para darle a los vehículos mayor altura, y luego cadenas en las llantas para tracción, no era sino lo dicho: una trocha para recorrer en mulos y caballos, con lomas imposiblemente empinadas.
Ya la Transversal es una realidad para la mayor parte del trayecto gracias al tesón de dos gobernadores consecutivos, Juan Carlos Gossaín y Dumek Turbay, quienes han hecho gestión para que esta iniciativa no solo no muera, sino que culmine con éxito. Ahora el gobernador Turbay acaba de asegurarse los recursos en Planeación para llevar la vía en pavimento hasta Chinulito, por un tramo que es de Sucre, departamento cuyos mandatarios no hicieron nada de gestión, labor suplida por Gossaín primero y ahora por Turbay.
La Transversal en sí es muy importante y soluciona enormes problemas al destapar zonas antes embotelladas, pero ahora debería servir de columna vertebral desde la cual acometer otros proyectos viales hacia lugares importantes por la calidad de su tierra y la laboriosidad de su gente, de manera que también se vaya estimulando la producción de estos otros lugares al poder sacar sus productos al mercado con mayor facilidad.
Hacer estas carreteras es promover la paz a través de la calidad de vida que acerca a la gente a la equidad. Esta carretera debería tener ya una infraestructura de electrificación que la recorra para hacer lo mismo: darle energía a los lugares más remotos, especialmente ahora que se vislumbra una solución a la mala calidad del servicio de energía eléctrica del Caribe colombiano con la intervención de Electricaribe, en la que también ha estado activo Dumek Turbay. Este nuevo impulso suyo a la transversal debería servir para concluirla.
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