Editorial


Las balleneras en el caño Juan Angola

EL UNIVERSAL

20 de octubre de 2016 12:00 AM

El alcalde Manolo Duque dijo que las balleneras en el caño Juan Angola son un hecho para las Fiestas de Independencia de este año.

Hay que aclarar que no todo el caño es navegable hoy y si el alcalde Duque se refiriera a todo el Juan Angola para las balleneras sería una quijotada porque tendría que hacer un nuevo puente Benjamín Herrera con gálibo suficiente, y tendría que ampliar y dragar la conexión de allí hasta la laguna de El Cabrero, próxima a una invasión descarada, y estas sí serían palabras mayores. Aunque se espera que la alcaldía dé detalles hoy de su plan, con seguridad excluye el sector antes mencionado.

El Juan Angola sí tiene un tramo suficiente entre el puente Benjamín Herrera y la ciénaga de la Virgen, y a ese tiene que ser al que se refiere el alcalde Duque, quien tiene una tarea difícil por delante.

El Universal recorrió hace unos días la ruta posible para las balleneras y publicó un video, fotos y una nota de su travesía (Lea aquí: ¿Balleneras, sueño o pesadilla?) y encontró basuras, los rellenos en el margen oriental del caño y la proximidad de los edificios a la orilla occidental, y algunas sorpresas, como la nueva estrechez del canal cerca de la cabecera de la pista del aeropuerto Rafael Núñez debido a la buena salud de sus manglares, que avanzan de lado y lado, estrechando el paso demasiado para las balleneras, haciendo obligatoria una poda.

Hay otro inconveniente y es que en el recorrido por el caño entre el puente Benjamín Herrera y la cabecera de la pista del aeropuerto Rafael Núñez no hay muchos sitios desde donde los pobladores de los barrios aledaños puedan apreciar el paso de las reinas en las balleneras, y cortar el manglar para hacerlo posible no es viable.

Luego está la limitante del calado, que es precario en algunas partes de este último canal, pero especialmente al entrar a la ciénaga de la Virgen y al intentar navegar las balleneras paralelas y próximas a la Vía Perimetral para que la gente pueda ver a las reinas.

En resumen, al alcalde le toca organizar enseguida un equipo que recoja basuras desde el agua y desde tierra, necesita dragar algunas partes, probablemente montando una paladraga encima de un bongo, y debe talar parte del manglar entre la ciénaga y el caño.

Lo que el alcalde se propone no es imposible, pero es una audacia para la que tiene poco tiempo y su equipo debe trabajar día y noche.

Ojalá desde ahora planifique intervenir la parte sur del caño para rescatarlo y hacerlo navegable desde la ciénaga hasta la bahía de Cartagena. Para eso, entre otras cosas, nació Edurbe. Y de todos modos se necesita este trabajo para el componente acuático de Transcaribe. Ojalá el del alcalde sea un propósito de largo aliento.

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