Editorial


Las elecciones de Estados Unidos

Los Estados Unidos elegirá a su presidente en noviembre y la campaña ha estado centrada en temas poco trascendentales para el pueblo, a tal punto, que el más reciente tuvo como protagonista a la Miss Universo de Venezuela, Alicia Machado, y los medios se trenzaron en la discusión de si el candidato republicano, el peculiar Donald Trump, dijo que estaba gorda, o no lo dijo, y rápidamente la belleza latina se volvió el centro de todas las conversaciones, haciendo que muchos analistas colombianos dijeran que si aquí llueve, por allá no escampa.

Pero los estadounidenses tienen una máxima que sacan a relucir, una guía de comportamiento que les hace saber si un candidato es bueno o malo: si le miente al país no es digno de la menor confianza. Por eso extraña que un aspirante que acude a la mentira como forma de campaña tenga tanta aceptación entre los votantes, al punto que tiene seriamente preocupados a muchos, porque podría llegar a ser el próximo presidente de esa potencia, y por lo mismo el hombre más poderoso del mundo.

Lanzando propuestas inverosímiles, como construir un muro que separe a Estados Unidos de México, pagado por los mexicanos, o las referencias racistas contra los latinos o los musulmanes, Trump se ha venido ganando el respaldo de una gran cantidad de gente que le atribuye todos los males de esa nación a los inmigrantes y que cree, como él, que solo llevan delitos a los Estados Unidos.

Dueño de un hablar con giros inesperados y a veces truculentos, Trump sabe valerse de que muchos quieren que su país vuelva a ser el gendarme del mundo y a imponer sus políticas y sus valores. El ciudadano medio, blanco, anglosajón y protestante (WASP por sus siglas en inglés), cree que los Estados Unidos debe estar a la vanguardia del mundo y dominarlo, por lo cual tiene acogida Trump, aunque aún entre los más educados de estos ya pierde fuerza.

Mientras su contrincante habla con más profundidad de los problemas económicos de su nación, o de los problemas sociales de los estadounidenses, Trump inventa escándalos y parece defender la ideología de la supremacía blanca. Esto le hace ganar puntos entre algunos de los electores que temen que los inmigrantes que ‘invadieron’ los EUA, cambien más ‘su’ país.

Su rival, Hillary Clinton tiene un amplio y detallado plan que contiene los principios básicos de la plataforma de su partido más las propuestas que ella ha desarrollado para sacar adelante el país, mientras que Trump se dedicó a fustigarla más con su vida privada que con la marcha de esa nación.

A los jefes de Estado de otros países les tocará lidiar con el próximo presidente de los Estados Unidos, ya sea el peculiar Trump, o la más racional Clinton. El primero apela a los miedos y las emociones primarias del electorado, mientras la segunda apela mucho más a la razón y a las estadísticas.
Los ojos del mundo están puestos es esa nación con la esperanza de que elija un líder con buena educación, sensibilidad y sensatez.

Por eso extraña que un aspirante que acude a la mentira como forma de campaña tenga tanta aceptación entre los votantes (...)

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