Editorial


Lo que empaña una gran fiesta

Desde el jueves, considerado el primer día de las Fiestas de la Independencia, hasta ayer en la mañana, se atendieron en la ciudad 6 personas heridas con arma de fuego, 47 con arma blanca, 115 con elementos contundentes, 19 pacientes intoxicados con alimentos o bebidas, 6 quemados con pólvora, uno con aceite.

El balance que entregó la Policía era de “46 capturas, la incautación de 94 kilos de pólvora, se aplicaron 59 comparendos por incumplir normas de convivencia, 98 medidas correctivas por infringir el Código de Policía, y la incautación de 11 armas de fuego por porte ilegal”.

La intolerancia sigue empañando unas fiestas que deberían estar impregnadas de un ambiente de alegría, de convivencia y de valoración de nuestra historia y sus manifestaciones culturales.

No podemos generalizar, pues hubo muchos ciudadanos que disfrutaron sus fiestas en paz, pero sigue habiendo otros que quieren empañarlas con hechos que rechazamos.

Bien valen la pena los esfuerzos necesarios para que propios y visitantes comprendan la importancia de estas celebraciones, más allá de concebirlas como una excusa para tomar alcohol, pues fueron muchas las quejas durante el Cabildo de Getsemaní, por ejemplo, donde gente apostada a lado y lado del desfile lanzaba pólvora y espuma a quienes participaban del recorrido, muchos con atuendos y disfraces que no les permitían esquivar rápidamente los ataques.

Desde la institucionalidad se debe redoblar la pedagogía alrededor de nuestras Fiestas de la Independencia, para que las manifestaciones propias de los barrios y los eventos masivos en la ciudad no mueran, pues el público tiene derecho a disfrutar pero siempre precedido por el deber de respetar.

Aplaudimos aquellos barrios en los que los desfiles y cabildos no tuvieron contratiempos ni riñas en las calles. Gracias al empeño que cada año le ponen gestores culturales y actores festivos, siguen vivos algunos de los íconos que marcaron estas fiestas, tradiciones que no deberían olvidarse por el mal comportamiento de quienes aún no comprenden el porqué y para qué de estas celebraciones.

Al Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena le demanda una gran labor hecha con buena fe, que debemos acompañar desde donde estemos, pues la ciudad y sus fiestas son un patrimonio de todos. No debe descansar este instituto de construir escenarios donde la cultura y la paz convivan, estrechen lazos y permitan que conmemorar nuestra Independencia tenga el sentido que se merece, ese en el que los cartageneros recordemos nuestra historia y valoremos lo nuestro.
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No podemos generalizar, pues hubo muchos ciudadanos que disfrutaron sus fiestas en paz, pero sigue habiendo otros que quieren empañarlas con hechos que rechazamos”.

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