Editorial


Lo que revela la Gran Encuesta

El próximo 25 de octubre se llevan a cabo unas elecciones para la Alcaldía de Cartagena sumamente determinantes y decisivas para el futuro de la ciudad, y faltando menos de un mes, el 38 por ciento de los ciudadanos no sabe por quién va a votar o está pensando votar en blanco, porque ninguno de los candidatos les gusta, y ninguno de los aspirantes supera el 20 por ciento de la preferencia de los votantes, según la Gran Encuesta de Medios, encargada a Ipsos-Napoleón Franco por la alianza de RCN radio y televisión, la F.M., la revista Semana y este diario.

Esto significa que para la Alcaldía de esta ciudad nada está definido y cualquier cosa puede pasar, pero sería nefasto que un candidato ganara con una votación minoritaria, cuando en anteriores comicios el alcalde elegido ha pasado del 30 por ciento de los votos, aunque ese no sea un porcentaje ideal. También es indicativo de que los ciudadanos tienen una enorme desconfianza por nuestra clase política y no creen o están dubitativos de que los candidatos puedan solucionar los grandes problemas de la ciudad. Este resultado puede deberse, además, a que los aspirantes no han sabido comunicar bien sus propuestas o estas no son lo suficientemente contundentes para el momento histórico de la ciudad.

Lo preocupante con este número de indecisos es que puedan inclinarse para cualquier lado, y terminen votando, no por el programa que más crean que le conviene a Cartagena, sino por el candidato que mejores beneficios inmediatos les ofrezcan. En la misma encuesta se revela que los habitantes de la ciudad están muy conscientes de sus problemas, pero hay un clima especialmente pesimista sobre la posibilidad de solucionarlos, algo que se repite en otras ciudades donde se hizo la medición. Un dato particularmente curioso es que el ganador de la encuesta también encabeza la lista de las personas por las cuales la gente no votaría.

Por supuesto, a los que les fue mal, critican y le restan legitimidad a la encuesta, mientras otros aprovechan el alto porcentaje de indecisos para decir que aún tienen de dónde sacar más votos. Pero se nota que ninguno de los programas de gobierno puestos a consideración de la comunidad es lo suficientemente enérgico para conseguir la adhesión de los ciudadanos. Lo cierto es que estos son optimistas, pero no lo suficientemente realistas para atraer de manera intensa.

A los aspirantes les queda un arduo camino por delante para convencer a los indecisos que son la mejor opción. Las dificultades que atraviesa Cartagena exigen propuestas creativas y realistas. Sería bueno que se les explicara a los ciudadanos de qué estrategias concretas se valdrán para poner en marcha los remedios propuestos, de otra manera, la comunidad seguirá desconfiando de ellos.

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