Editorial


Más de 100 días de lucha

EL UNIVERSAL

11 de julio de 2017 12:00 AM

Venezuela da tristeza: más de 90 muertos (la mayoría jóvenes menores de 30 años), cerca de 1500 heridos y cientos de detenidos en 102 días de protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro. La sangre sigue corriendo, la inseguridad campea y el hambre hace estragos.

Con medidas arbitrarias encarcelaron al dirigente opositor Leopoldo López hace más de tres años, y ahora el Tribunal Supremo de Justicia le otorgó el beneficio de arresto domiciliario supuestamente por su estado de salud, decisión que es parte de sus maniobras para confundir y distraer, intentando encontrar una legitimidad perdida.

Esta no es más que una cortina de humo de un gobierno carente de ideas y sin medios para atender las necesidades básicas de miles de personas cansadas de la represión, de no encontrar medicinas, de la escasez de alimentos, de los habituales cortes de los servicios de agua, energía eléctrica, entre otros.

Está equivocado Maduro si cree que ahora los manifestantes van a bajar la guardia al ver a Leopoldo en casa con su familia. Ellos no están en las calles únicamente por razones ideológicas o protestando en contra de los políticos. En las protestas hay gente hastiada de las burlas de un Gobierno que les baila y les miente en la cara mientras muchos luchan por sobrevivir.

Pero será muy difícil que la oposición por sí sola derroque a un gobierno militarizado, sin escrúpulos para atacar y reprimir, y peor aún, para dejar a los activistas por cuenta de sus milicias armadas, los tales colectivos. Es un Gobierno que reacciona con insultos ante cualquier crítica, venga de donde venga. Hay que encontrar la paz para el país vecino y para eso es importante una intervención seria de la comunidad internacional.

Es lamentable que mientras pasa el tiempo la violencia aumenta y la solución a la crisis política, social y económica que azota a Venezuela, parece estar muy lejana.

Según la Fiscalía, en las protestas hubo “el uso excesivo de la fuerza en la represión”, el uso de armas de fuego no autorizadas, “tratos crueles y torturas a personas aprehendidas”, procesos judiciales abiertos a civiles en tribunales militares, allanamientos sin orden judicial y daños a la propiedad, entre otras faltas a los derechos.

Ojalá nos equivoquemos en que darle prisión domiciliaria a Leopoldo López es una cortina de humo, y sea, ojalá, un paso de Maduro para atender los reclamos de los sectores opositores, negociar y ponerle fin a tantos abusos y muertes, aunque lo dudamos.
Pero de lo contrario, persistirá el descontento, y la crisis seguirá profundizándose con más sangre derramada en las calles y sin saber hasta dónde puede llegar, lo que nadie quiere que ocurra.

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