A unas latas de atún de dos compañías colombianas el Invima les encontró más mercurio del permitido, que en Colombia es de 1 mg / Kg., y que los enlatadores consideran muy alto.
La página web de la publicación Scientific American dijo que la EDF (Environmental Defense Fund), que tiene una sección para elegir qué peces y mariscos comer, pensando en la salud, dijo que quienes se preocupen por el mercurio deben evitar el atún aleta azul, algunos salmones, la caballa real (‘king mackarel’) y los marlin. También dijo que entre otros, los tiburones, los pez espada, los esturiones silvestres y el atún ‘patudo’ (Bigeye tuna) tienen “una carga proporcionalmente grande de mercurio también”. Alertó acerca del cangrejo azul, la trucha moteada, el peto (wahoo), el mero y el pargo, entre varios otros.
Scientific American dice que “el mercurio en los peces que comemos es un problema en los Estados Unidos y cada vez más, alrededor del mundo”. Añade que este ocurre naturalmente en el medio ambiente, en plantas y animales. Pero la actividad industrial humana, dice la publicación, tal como la generación eléctrica con carbón, la fundición de metales y el incinerar basuras, incrementa el mercurio en el aire y este llega a lagos, ríos y el mar, “donde es devorado” por peces y demás vida marina, luego de haberse convertido en metilmercurio. Y una vez entra a la cadena alimenticia marina, se ‘bioacumula’ en los depredadores más grandes. “Por eso en general es más arriesgado comer peces grandes que los más chicos”, dice la publicación. El EPA, de los Estados Unidos (ver su página web), por tener menor contenido de mercurio, recomienda los langostinos, abadejo (pollock), salmón, atún ligero (light) enlatado, tilapia, barbudos (catfish) y bacalaos.
Se deduce entonces que el problema del mercurio no es solo del atún, sino de muchos otros peces y fuentes de alimentación afectadas por la contaminación del aire y del agua, y si esta no se controla, pronto será inseguro comer la mayoría de los alimentos a los que está acostumbrado el hombre y de los que depende para vivir.
El énfasis fuerte para evitar los tóxicos en la alimentación humana debe estar entonces en evitar contaminar el ambiente por parte de las empresas estatales y privadas, y no solo en medidas represivas -necesarias pero distractoras- contra los distintos sectores de alimentos, como si estos hubiesen puesto el mercurio en sus productos deliberadamente. Si no se controla la contaminación en la fuente, controlar los distintos sectores alimenticios será una pelea inane.
Y según le dijo Néstor Franco, de la CAR de Cundinamarca, a La República, los tres peores contaminadores con mercurio del país son “la actividad aurífera, minera extractiva, curtiembres (...)” y las distintas luces de iluminación que utilizan mercurio. En uno de estos casos, la minería de oro ilegal del sur de Bolívar, que es prolífica en mercurio, el ahogado si está aguas arriba.
Comentarios ()