Editorial


Nuestro Patrimonio Inmaterial

EDITORIAL

06 de octubre de 2014 12:02 AM

El 20 de abril de 2006 entró en vigor la “Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial”, aprobada el 17 de octubre de 2003 por la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), considerando que este acervo tradicional de los pueblos del mundo es la base de la diversidad cultural de la humanidad y manifestando en su texto que la única garantía de creatividad permanente en cualquier sociedad es su preservación y enriquecimiento.

La Convención consiste en el compromiso de todos los países en ejecutar una serie de acciones orientadas al reconocimiento, salvaguardia, respeto, sensibilización y cooperación con respecto al patrimonio cultural inmaterial.
Algunas de estas acciones son la elaboración y actualización de las “Obras maestras del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad” y las listas representativas y de salvaguardia urgente, para guiar proyectos concretos de recuperación y conservación de aquellas manifestaciones culturales que se encuentren en peligro de sufrir menoscabo o desaparecer.

En Colombia, tradiciones como el Carnaval de Barranquilla, el Espacio Cultural de San Basilio de Palenque, las Procesiones de Semana Santa de Popayán, el Sistema Normativo de los Wayú aplicado por los palabreros y las Músicas de Marimba y los Cantos Tradicionales del Pacífico Sur están en la lista del Patrimonio Inmaterial de la UNESCO, principalmente porque se han mantenido como costumbres imperecederas que se transmiten de padres a hijos y se van enriqueciendo con el aporte de nuevas costumbres que las amplían y desarrollan.

Conscientes de la importancia de mantener y enriquecer estas manifestaciones culturales tradicionales, los países que suscribieron la Convención crearon el Fondo del Patrimonio Inmaterial y se establecieron mecanismos de asistencia internacional que han logrado identificar y describir un conjunto de tradiciones decantadas de la historia humana, que hacen parte del legado cultural que ratifica nuestras identidades.

Valdría la pena saber si en el caso del legado cultural de Palenque, hemos aprovechado los beneficios de tal fondo, sobre todo para sembrar en las nuevas generaciones el amor a estas manifestaciones tradicionales y la voluntad de luchar por su preservación y enriquecimiento.

Es defendiendo y consolidando los procesos sociales que permiten transmitir y enriquecer las manifestaciones culturales, como puede asegurarse la eternidad de esta riqueza. Uno de tales procesos son las relaciones entre generaciones.

Es importante también que otras expresiones culturales tradicionales de nuestra región sean rescatadas, preservadas y desarrolladas para que en ellas perpetuemos nuestra identidad y en un futuro puedan ser candidatas a engrosar la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

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