Todos los años, por esta época, los padres de familia viven un martirio con las listas de libros y útiles escolares que les mandan los colegios o escuelas a sus hijos, que son generalmente un conjunto de cosas inútiles que les cuestan 600 mil pesos o más y que no contribuyen en nada a formar los pequeños, sino a ahorrarle al plantel gastos en artículos de limpieza u otras cosas que no tienen porque gastar los padres y que le corresponden enteramente a la institución.
Hay escuelas que piden papel higiénico, trapeadores, limpiones, o elementos que no tienen nada que ver con las actividades curriculares de los alumnos. Otros exigen libros limpios y sin rayar, una estrategia de las editoriales para vender libros nuevos y evitar que una familia ahorre, comprando textos de segunda mano. Hay los que cobran dizque por papelería, como si no fuera obligación suministrarles, con el costo de las matrículas y mensualidades, todas las herramientas didácticas que exige su educación.
Estos abusos generalmente suceden en los planteles privados, pero también en los colegios y escuelas públicas, por lo cual los padres deben estar muy atentos y denunciarlos en la respectiva Secretaría de Educación de su región, para que los abusadores reciban las sanciones tras presentar las pruebas de rigor. Para información de los padres o acudientes, he aquí una lista de las conductas abusivas, según la circular que ha puesto del Ministerio de Educación por estos días:
“Las matrículas y pensiones de los jardines e instituciones privadas solo pueden incrementarse máximo un 4%. Un porcentaje superior de incremento es ilegal.
Las listas de textos y útiles escolares deben entregarse al momento de la matrícula, con anticipación suficiente para la compra de materiales para la formación estudiantil. La lista de útiles y textos deben incluir un calendario o cronograma de uso de éstos, para que los padres de familia los adquieran progresivamente, con base en el cronograma.
La venta de materiales dentro de las instituciones educativas solo es permitida si en el mercado no se consigue lo requerido por el colegio.
Instituciones educativas y demás no pueden pedir que los materiales les sean entregados para permanecer en el colegio. Estos elementos son de uso exclusivo de los estudiantes y son los padres de familia o los alumnos en su defecto, quienes los administran en cada hogar.
Colegios e instituciones tienen prohibido solicitar materiales o uniformes de marca específica. Las familias tienen la libertad de escoger en el mercado lo que más se ajuste a su bolsillo y voluntad.
Textos escolares para un grado determinado solo pueden cambiarse cada tres años.”
Es imprescindible, para controlar a los colegios abusivos, denunciar las conductas ilegales con tiempo. Solo así se evitará que sigan aprovechándose de la educación de los hijos para explotar a los padres.
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