Editorial


Peatones, ciclistas y señales

EL UNIVERSAL

31 de agosto de 2017 12:00 AM

Una reciente columna en El Universal daba cuenta de que andar en bicicleta en cualquier paseo peatonal -y se refería al de Bocagrande- es ilegal y que para que las dos actividades, ciclismo y caminar, compartan escenario, las áreas para cada actividad deberían estar físicamente delimitadas aunque estén próximas la una a la otra. Es decir, la norma prohíbe mezclar peatones y ciclistas porque los unos ponen en peligro a los otros, y si hay niños, corren mucho riesgo de ser atropellados por las bicicletas.

El paseo peatonal de Bocagrande, sin embargo, no está señalizado indicando que es solo para peatones, y es frecuentemente usado por los ciclistas, dado que el sendero al lado de la bahía es mucho más placentero y seguro. Originalmente, este paseo peatonal fue hecho para ciclistas y peatones, pero no fue dividido para cada uso, lo que ahora lo haría demasiado estrecho para ambos al tiempo. De todos modos debería tener avisos que indiquen que es exclusivo para peatones mientras algún gobierno distrital decida ampliarlo para ambos usos.

En el paseo peatonal del túnel de Crespo ocurre todo lo contrario; hay un amplio sendero peatonal con piso de gravilla para ser suave con los tobillos y también hay una ciclorruta mucho más angosta y pavimentada, con muy buena señalización, indicando que es exclusivamente para ciclistas, pero allí son los peatones los que invaden la vía de las ciclas a pesar de tener, como dijimos, senderos propios de gran amplitud. La señalización está de adorno y los ciclistas que van por ‘su’ ruta deben tener mucho cuidado para no atropellar a los peatones invasores, sobre todo por la estrechez de la ciclorruta. 

En ambos casos se necesita autoridad y pedagogía para hacer respetar los usos de los distintos senderos, especialmente en el de Crespo, donde están los dos espacios aptos y delimitados. Los peatones no lo hacen por ignorancia, sino porque los cartageneros al parecer no estamos acostumbrados a obedecer las señales a menos que haya la posibilidad de que nos multen por la infracción, y muchos parecemos creer que estas reglas son discrecionales.

A la vez, muchos ciclistas, a pesar de la estrechez de las vías, insisten en andar en grupos a lo ancho en vez de en fila india para no obstruir el tráfico y sobre todo, para proteger sus vidas en vías tan angostas.

Quizá una campaña que combine la zanahoria y el garrote podría mejorar el comportamiento de unos muy buenos ciudadanos, pero con dificultad para obedecer las señales por convicción propia.

 

 

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