Por iniciativa del gobernador de Bolívar, anteayer se reunieron en Cartagena los tres gobernadores cuyos departamentos tienen que ver con el Canal del Dique y todos apoyaron las obras que requiere: Bolívar, Atlántico y Sucre. También asistieron los congresistas de Bolívar, un hecho que merece resaltarse.
Aunque Sucre no tiene tierra sobre el canal, la tiene sobre el caño de San Antonio de Labarcés, que se desprende del Dique para salir al mar Caribe. Atlántico tiene tierra sobre el Dique, pero la que tiene Bolívar es mucho más extensa.
Los intereses de cada departamento en el canal del Dique son distintos, aunque cada uno se mostró solidario con los intereses del otro.
Al Atlántico le interesa más que todo evitar que se inunden Santa Lucía y otros corregimientos suyos, además de usar el agua del canal para llenar o drenar la ciénaga del Guájaro si fuera necesario. Sucre necesita agua dulce en las riberas del canal de San Antonio, y agua buena para sus tierras aledañas. Todos tres deberían poder regar sus campos con las aguas del Dique.
A Bolívar le interesa por muchas más razones: alimentar con agua sin sedimentos a las ciénagas aledañas al canal, para preservar sus ecosistemas y asegurar la sobrevivencia de varios pueblos; para suministrar agua al complejo lagunar de Bohórquez, Juan Gómez y Dolores, garantizando así el agua cruda para el acueducto de Cartagena; para construir las esclusas en Calamar y Puerto Badel, garantizando que no le sigan entrando sedimentos a las bahías de Cartagena y
Barbacoas, ni al Parque Natural Nacional Corales del Rosario; y por último, y también importante, para garantizar la competitividad del puerto de Cartagena al tener un canal del Dique navegable todo el año y conectar así el puerto de Cartagena con el interior del país.
La esclusa de Puerto Badel, por cierto, evitaría que entrara la cuña salina a la toma del acueducto en la estación de bombeo de Conejos, que llena el complejo lagunar antes mencionado, y que tiene una capacidad de 20.000.000 de mt3.
El dinero está asegurado por el Fondo Adaptación -así se llama- solo para defender de las inundaciones a algunos pueblos de Atlántico y de Bolívar, pero no hay un centavo para construir las dos esclusas. Estas estructuras incomodan a algunos intereses poderosos: a los transportadores, porque pagarán peajes y tendrían una demora adicional, y a los puertos que ven con malos ojos que Cartagena, que sí tiene un excelente puerto marítimo (aunque amenazado por los sedimentos aportados por el Magdalena a través del Dique), tenga además una conexión competitiva con ese río y así con el interior del país.
Cartagena tiene que presionar al gobierno nacional en un bloque monolítico -sectores público, privado y social- para que financie esas obras, como le corresponde. Nadie nos ayudará en esta gestión, y por el contrario, muchos ya la torpedean.
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