Editorial


Santos reelegido

EDITORIAL

16 de junio de 2014 12:02 AM

Los colombianos reeligieron a Juan Manuel Santos como Presidente de la República, en una jornada tranquila, en contraste con la virulenta campaña de las últimas semanas, que polarizó a los ciudadanos del país y los empujaron a ser espectadores de un enfrentamiento áspero, donde los argumentos serios fueron reemplazados por los ataques desbordados y la verdad quedó sumida en un remolino de ambigüedades, incertidumbres y mentiras.

La Costa Caribe aumentó protuberantemente su votación por el candidato-presidente y fue un factor determinante de su triunfo, por lo cual hay que considerar que surtió efecto el jalón de orejas de la campaña de Santos a los parlamentarios de esta región para que se la jugaran toda en esta segunda vuelta, pues en la primera, aunque ganó, no lo hizo de manera concluyente.

También Bogotá le respondió a Santos, pues en la primera vuelta había sacado 444.051 contra 542.432 de Zuluaga y esta vez obtuvo más de 1 millón 300 mil votos, contra poco más de 1 millón de Zuluaga.

La noticia satisfactoria de ayer fue la disminución de la abstención, que en la primera vuelta alcanzó el 60 por ciento y en la segunda vuelta de ayer fue de un poco más del 50 por ciento, un guarismo que aunque sigue siendo demasiado alto para la democracia, se sitúa en los promedios parecidos de otros países donde hay un más maduro ejercicio ciudadano, como Estados Unidos.

Como quiera que la campaña estuvo centrada casi exclusivamente en la paz, podría decirse que el pueblo colombiano se decidió por mantener el proceso que adelanta el gobierno del presidente en La Habana, aunque al presidente Santos no puede desconocer a los casi 7 millones de colombianos que se inclinaron por Zuluaga ni echar en saco roto sus consideraciones acerca de los diálogos, principalmente porque la paz no es simplemente una negociación y requiere el concurso de toda la población colombiana para que sea una realidad incuestionable. Tampoco está claro a qué se comprometió Santos con los distintos grupos que lo apoyaron a última hora ni qué representarán esos compromisos para el país.

Hay que destacar la gallardía del candidato Óscar Iván Zuluaga, que en lugar de atacar al ganador de las elecciones, reconoció su derrota y llamó al Presidente a gobernar para toda Colombia y no sólo para la coalición de movimientos que lo acompañaron en la campaña.

¿Qué sigue ahora para el país? Un camino largo que necesita a una ciudadanía activa, participante y comprometida plenamente con la consecución de una paz duradera, que le reclame a los grupos guerrilleros que den una muestra indudable de su voluntad de paz, cesando los ataques contra la población civil, los secuestros, el reclutamiento de menores, la siembra de minas antipersonal y demás actos terroristas de los que Colombia está hastiada.

La ciudadanía demostró ayer que su compromiso con la democracia es tajante. A ellos hay que felicitarlos por ratificar esa vocación, al igual que a la Registraduría por tenernos el resultado en tiempo récord y a la Fuerza Pública por hacer posible unas elecciones tranquilas.

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