Editorial


Seguridad en la temporada de Navidad

EL UNIVERSAL

13 de diciembre de 2016 12:00 AM

Ya estamos a punto de comenzar la temporada navideña en Cartagena, cuando la ciudad estará atiborrada de turistas, tanto los que se alojan en hoteles como los que vienen a sus casas y apartamentos en distintos lugares de la ciudad, especialmente en el Centro, Bocagrande y ahora, en la zona norte, que cada vez se va poblando más.

Es conocido por todos que en estas temporadas altas no solo nos visitan gentes amables y deseables, sino que también se trasladan a Cartagena de diversas partes del país bandas de bandidos expertos en distintas modalidades criminales, especialmente aquellas en que entran a robar a viviendas desocupadas o con gente adentro, y los hasta ahora inevitables fleteros, que hacen de las suyas con las víctimas al salir de los bancos habiendo hecho algún retiro.

No está de más que las autoridades le recuerden a la gente medidas elementales de precaución, como no dar información innecesaria por teléfono a desconocidos y tener a la mano los teléfonos de las distintas autoridades.

Y por supuesto, los rateros de celulares, que utilizan la técnica del raponazo y hasta el robo a mano armada, vienen a pescar en Cartagena para “reforzar” a los ya numerosos ladrones de teléfonos móviles que hay aquí.

También se les debe recordar a las autoridades que ya deben estar preparándose los transportadores informales e inseguros a los destinos insulares, que pescan turistas incautos en todas las playas de la ciudad, especialmente en las de Castillogrande, donde el poco tamaño de las olas les permite embarcar con facilidad a sus víctimas, que suelen terminar estafadas  en lo que puede llegar a asemejarse a un secuestro, en el sentido de que serán llevados a donde les dé la gana a estos touroperadores improvisados y con lanchas en mal estado y mal equipadas.

No pueden olvidar las autoridades vigilar no solo los distintos muelles de la ciudad, incluyendo los de Manga y Bocagrande, para pillarse a los operadores de toures piratas, sino a las lanchas que salen formalmente de La Bodeguita, las que tampoco pueden escapar al escrutinio de las autoridades en cuanto a tener motores, casco y equipo de seguridad, es decir, salvavidas, radios y bombas de achique, en buen estado.

Necesitan las autoridades estar atentas igualmente a los extorsionistas de los jet skis, que tratan de esquilmar a sus clientes por cualquier detalle que ocurra con estos vehículos acuáticos, a veces amenazando a sus arrendatarios con armas de fuego, como ya ha pasado en Playa Blanca y muy recientemente, en Cholón. Suponemos que las autoridades tienen bien identificadas a estas personas que atentan contra la seguridad de la gente y contra el buen nombre de la ciudad.

Esperamos que con la ayuda de todos, incluyendo a los salvavidas en las playas, la temporada transcurra sin novedades que lamentar.

 


 

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