Editorial


Sembrar el país

EDITORIAL

03 de octubre de 2015 12:00 AM

El ‘Plan Colombia siembra’ lo presentó en Santa Marta  el jueves pasado el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorrí. El objetivo es sembrar un millón de hectáreas adicionales en los siguientes 3 años, para lo cual habrá 1,4 billones de pesos en créditos. El maíz y la soya, además del café, el aguacate, el cacao, la uchuva, la palma de aceite, los maderables, las flores y el banano están entre los productos cuya siembra se estimulará. El programa también protegerá las fuentes de agua

El ministro Iragorri habló de la necesidad de fomentar la seguridad alimentaria, definiéndola como la capacidad de alimentar el país si no existiera ningún otro del cual importar comida, y la verdad es que es una postura pragmática y sensata.

El país siembra 7.131.500 hectáreas de tierra en agricultura y la meta son 8.131.500 hectáreas, un 20% más. El estímulo es para toda la gente del agro, desde los campesinos pequeños hasta los grandes industriales.

Este programa debería llegar a ser un gran aliciente para el campo colombiano y debería también modernizarlo, sin que se atraviesen los palos en la rueda de las ideas de la extrema izquierda y de la extrema derecha, sino que primen la sensatez y el sentido común. Basta de caricaturizar a los campesinos, tratando de congelarlos en un mundo bucólico romántico que quizá nunca existió, porque siempre han sido duras las faenas de los trabajadores del campo.

Los pequeños y medianos productores del campo necesitan mucha tecnología, incluyendo sistemas de riego, abonos orgánicos y material vegetal de la mejor calidad. También se deben compartir equipos agrícolas, demasiado caros para comprarlos individualmente los pequeños productores y desarrollar métodos para usarlos y compartirlos con eficiencia, todo lo cual supondrá capacitación en empresarismo de los campesinos.

Un supuesto de este plan, para que sea posible, tiene que ser que la ganadería le “devuelva” parte de su mejor tierra a la agricultura, por lo que el nuevo millón de hectáreas no puede querer decir que saldrá de talar esa extensión de bosques y montañas. ¿Hay algún instrumento para lograr este cambio?

A la Costa Caribe le sirve parte de este programa. Estimular el café, aunque le conviene a la Sierra Nevada, es más para el interior. El aguacate se acaba en Montes de María y no conocemos un proyecto de estado ni privado serio para sembrar una especie resistente al hongo (phytophthora o fitóftora) que lo mata.

Mientras tanto, avanzan las sequías sucesivas y en la región no hay nada hecho sistemáticamente, como pozos profundos, para garantizar la viabilidad de los proyectos agrícolas, ni siquiera este nuevo que promueve el Gobierno.

Ojalá el Caribe, y Bolívar en particular, lo aprovechen al menos para taladrar pozos, porque hablar del campo sin agua, es hablar pura paja.

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