Editorial


Todavía hay tiempo

El nuevo argumento del presidente Maduro para dilatar lo máximo posible el referendo revocatorio es que si se hace el año entrante será al vicepresidente a quien le tocará reemplazarlo en caso de que sea derrotado, lo que equivale a decir que las cosas seguirán iguales en el país vecino y los opositores simplemente cambiarán un nombre por otro, pero nada harían por sacarlo de la crisis en que vive actualmente debido a un pésimo manejo.

Pero se expone Maduro con sus maniobras dilatorias a que la lucha se generalice en las calles, con su saldo de muertos, y la pugna política se vuelva una guerra civil que le hará mucho más daño a Venezuela. Maduro y quienes lo sostienen quieren imponer a toda costa el socialismo allí sin darse cuenta que el pueblo ya no aguanta más y está a punto de defender la democracia a sangre y fuego. Venezuela es hoy un país acabado, donde la gente padece hambre y donde toda posición contraria al régimen se castiga drásticamente.

Para colmo de males, la inseguridad campea en casi todos los sectores y la criminalidad ha hecho mella en la precaria canasta familiar y en los hogares. La contundente derrota que sufrió Maduro en las elecciones legislativas le ha hecho pensar incluso en el cierre de la Asamblea Legislativa, como primer paso para afianzar una dictadura comunista que se sumará a Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia para formalizar un gran bloque y acabar con las democracias.

Ese es el gran sueño, y por eso de sus arremetidas contra la prensa y demás instituciones que quedan en esa nación defendiendo la libertad. Venezuela está siguiendo cada día más los pasos de Cuba en la instauración del llamado Socialismo del siglo XXI en ese país, y después que esté sembrado allí, quiere exportarlo a otras partes para consolidar el sueño de Chávez y sacrificar las democracias de esta parte del mundo. Hoy en día el país vecino carece de independencia de poderes, cimiento de la democracia, pues los tribunales de justicia hacen la voluntad del Ejecutivo y se pretende autorizar el partido único. El manejo de la economía está tan mal que los principales indicadores del país están mostrando su derrumbe paulatino. Intenta Maduro acabar con la propiedad privada e instaurar un régimen estatista en contravía a como marcha el mundo.

Lo más peligroso de la posición de Maduro es que no se contenta con hacer de Venezuela un emporio comunista y quiere que todos sus vecinos abriguen esta ideología que considera que deben restringirse los derechos, y odia a la prensa, como máximo exponente de la libertad de expresión, su mayor enemiga.

Todavía hay tiempo de frenar estos abusos que se cometen contra la gente de allí y evitar que se presenten en otros lares, en virtud de su maquinaria masificadora.

Hay que proteger a toda costa nuestras democracias, ayudando al pueblo venezolano a no sucumbir a la dictadura.

 

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