Para que funcione de manera óptima, un buen sistema de transporte público necesita una combinación de elementos como una impecable infraestructura vial, un tráfico fluido, orden en el despacho y cumplir con las rutas, es decir, exactamente lo que no hay en Cartagena, cuyo transporte de pasajeros ha llegado a tal grado de ineficiencia, incomodidad y peligro, que la única solución a la vista parece ser Transcaribe, pero solo si se pone en marcha como debe ser y rápidamente.
Aunque aquí se haya realizado una rigurosa y completa planificación cuando se estaba diseñando el esquema de buses y busetas, y se hayan considerado las numerosas variables que interactúan dinámicamente en el flujo de vehículos, esa planificación nunca se ha cumplido en la práctica, principalmente porque careció de un sistema de control, que garantice los procedimientos planificados.
El resultado salta a la vista: ¡el caos!
El anárquico e ineficaz sistema de transporte público de pasajeros de Cartagena ha sido en los últimos 25 años el dolor de cabeza de los habitantes de la ciudad y lo sigue siendo de manera creciente, con la intensificación del peligro por la irresponsabilidad de los conductores. Su normalidad es lo anormal: no obedecer ninguna norma de tránsito ni usar el sentido común.
Además de ser una molestia y un peligro para los propios pasajeros, los buses y busetas de servicio público crean graves problemas urbanos como la congestión que aumenta los tiempos entre distintos puntos de la ciudad, y el aumento de la polución ambiental.
El problema se vuelve crítico en una ciudad cuya población crece aceleradamente, con mayor rapidez que la posibilidad de aplicar soluciones urbanas de tránsito e incluso que la posibilidad de planearlas. Soluciones como nuevas vías, paraderos funcionales y más y mejores alternativas de transporte masivo.
Pensando en un remedio para este caos, el Gobierno nacional, inspirado con las sencillas y exitosas soluciones aplicadas en Curitiba (Brasil), estableció hace más de 10 años como uno de sus propósitos, construir sistemas integrales de transporte masivo de pasajeros para varias ciudades del país con más de 500 mil habitantes, entre ellas Cartagena.
En nuestro caso, la materialización del proyecto ha estado signada por infinidad de obstáculos.
En Cartagena, es evidente que antes de dos años no se habrá concluido el sistema Transcaribe, de manera que es preciso adoptar soluciones provisionales, pero suficientemente tajantes para que resulten exitosas y eficaces, soluciones que, además, nos prepararán para el nuevo servicio.
Sin inversiones adicionales, ni transformaciones drásticas, las autoridades de tránsito deben realizar de inmediato dos acciones: recuperar el control pleno del cumplimiento de las rutas de buses y busetas; obligar a los conductores a cumplirlas normas.
Si estas acciones no se toman, cuando empiece a funcionar Transcaribe, su fracaso estará garantizado.
Comentarios ()