Transcaribe es la estrella de los Sistemas Integrados de Transportes Masivos (SITM) de Colombia porque las condiciones que hicieron inviables a los demás fueron corregidas antes de nacer este de aquí.
Uno de los riesgos inherentes al sistema, si no se vacuna contra ese virus, es el del populismo que podría surgir en cualquier momento en los gobiernos municipales, cuando algún mandatario financieramente analfabeta podría obligar a reducir las tarifas del transporte masivo para ganar el favor popular, sin importarle que su medida haga al sistema económicamente inviable. Para evitar este riesgo, se necesita alguna manera de poder transferirle fondos a los operadores si su entorno llega a ser víctima de ese tipo de medidas.
Hay hoy un contrapunteo entre algunos operadores de Transcaribe, que según publicamos aquí en El Universal el 15 de mayo pasado, “piden como requisito o ‘prenda de garantía’, la firma del decreto que constituiría un Fondo de Estabilización Tarifaria (FET). Sin el acto administrativo, los buses están ‘varados’”, argumentando que es una obligación contractual de la Alcaldía hacerlo. La misma nota decía que de no crearse el FET, “(...) el presidente de la FDN aseguró que ‘los riesgos son que los bancos que estamos financiando al proyecto tenemos como condición para desembolsar que ese fondo se cree, si no se crea, el proyecto no va a tener recursos. El tema del fondo no es si se usa o no, sino que haya un seguro para quien está aportando recursos a largo plazo, tranquilidad de que hay un respaldo, es posible que no se requiera, pero es como comprar un seguro… el solo hecho de tenerlo da más tranquilidad y saber que se tiene en caso de que las cosas no salgan bien”.
Transcaribe, sin embargo, argumenta que este fondo es aplicable a los demás SITM del país, que nacieron con problemas financieros no heredados por Transcaribe, y que nuestro SITM está protegido tarifariamente por “(...) un acuerdo (de 2012) en el que indica que Transcaribe debe mandar cada fin de año un estudio técnico de tarifa y sugerir un aumento para el siguiente año, el alcalde está en la potestad de acogerlo o no (...)”, pero si no se hace, tiene que garantizar los recursos por otra fuente, lo que implica usar su propio presupuesto para compensar el no aumento de tarifas si esto se diera.
Es indispensable zanjar esta diferencia entre el Distrito (Transcaribe) y los operadores, porque hay buses nuevos quietos en el Patio Portal, mientras que crece el transporte informal de todo tipo, incluyendo la inundación de autos viejos que funcionan como colectivos, contra los cuales el Datt hace operaciones, incluida la de ayer, para no mencionar la cantidad de taxis que también fungen de colectivos de manera descarada e impune.
Los gremios deberían ayudar a resolver este diferendo, ya que Transcaribe es uno de los principales proyectos sociales de Cartagena, al proveer un transporte excelente y democrático que por nada del mundo debe ponerse en peligro, sino que debe mejorar todos los días.
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