Editorial


Troncal de Occidente, vía de Sn. Onofre

Cartagena tiene dos vías de entrada y salida por el sur: la Troncal de Occidente y la carretera de El Viso a Toluviejo, más conocida como la vía de San Onofre; y dos por el norte, la Cordialidad y la Vía del Mar.

La Troncal de Occidente, que viene de Medellín y del Eje Cafetero, se conecta con la vía de Ciénaga a Bucaramanga y Bogotá, por la carretera entre Bosconia y El Carmen de Bolívar; y en Sincelejo se entronca con El Viso a través de El Carmen o San Onofre, y de allí su tráfico lo reúne y lleva a Cartagena la variante Mamonal Gambote o la doble calzada de la Ruta Caribe, aún en construcción.

La Cordialidad está en buen estado, y la Vía del Mar, una concesión, tiene un mantenimiento ejemplar y una señalización superior.

Ambas entradas a Cartagena tienen uso mixto entre pasajeros, incluyendo turistas, y carga, pero por la Troncal de Occidente se mueve la mayor cantidad de mercancía de importación y de exportación que entra y sale por el puerto de Cartagena desde y hacia el interior del país.

Hasta hace unos meses, la carretera entre El Viso y Toluviejo, es decir, la vía de San Onofre, estaba destruida y todo el tráfico pesado entre Cartagena, Medellín y Bogotá tomaba la Troncal de Occidente por la vía de El Carmen.

La Troncal de Occidente entre El Viso y Sincelejo sigue en buen estado, pero tiene tramos que de no ser atendidos de inmediato, se tornarán críticos pronto.

Todos los pueblos en la vía, que en su momento irrespetaron la prohibición de construir sobre las variantes que le sacaban el cuerpo a los centros poblados, ya las tienen tragadas por la construcción a lado y lado y en vez de ser vías rápidas, están atiborradas de reductores de velocidad, varios por cada población, que obligan a todos los vehículos a frenar y a pasar muy despacio sobre los obstáculos, y luego a arrancar de nuevo. El asfalto antes y después de dichos reductores no aguantó los frenazos y aceleradas del tráfico pesado y está lleno de depresiones profundas y peligrosas, que a veces parecen canales, hechas por las llantas. Algunas curvas pronunciadas de algunos tramos también están “acanaladas” y necesitan arreglo ya, antes de que se conviertan en huecos enormes y más riesgosos. 

La vía de San Onofre, por su parte, tiene tramos reparados y tramos nuevos. En términos generales está en muy buen estado, salvo el cruce por San Pablo, en Bolívar, que está lleno de baches que zarandean a los vehículos y pone a los conductores en el peligro de zigzaguear tratando de evitar los huecos peores. Es muy poca la distancia dañada pero difícil de entender ante el buen estado del resto de la vía.

Invías debería aprovechar para arreglar ya los tramos malos de la Troncal de Occidente antes de que comience el invierno, y asegurarse de que esta vez la carretera sí aguante los muchos vehículos pesados que la usan. Así podría terminar de pulir la carretera de San Onofre antes de que sus tramos débiles se vuelvan a dañar.

No podemos seguir construyendo vías que duren tan poco si tomamos en serio la seguridad de los usuarios, la prosperidad regional y la importancia del comercio exterior.

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