Editorial


Turismo montemariano

Palenque y Montes de María fueron incluidos por el Gobierno en una ‘ruta temática’, en este caso la llamada ‘Rutas por descubrir’. Ambos sitios también están incluidos en el programa ‘Turismo y paz’.

Pocas veces se puede comenzar una actividad como el turismo desde cero, como es el caso de ambos lugares, pero especialmente en el resto de los Montes de María, antes lugar vedado hasta que la Infantería y el Ejército Nacional lo ‘liberaron’ durante el gobierno de Álvaro Uribe, cuando los Montes de María eran considerados zona roja y había las terribles ‘pescas milagrosas’ en buses y vehículos particulares que impedían una actividad como el turismo. Y en el gobierno de Santos hay programas específicos para zonas como los Montes de María, como el antes mencionado, que deberían ayudar a impulsar su desarrollo.

¿Cuál desarrollo? Además de una industria agropecuaria moderna, con riego permanente para la zona y un mercadeo del siglo XXI para los productos de los campesinos, hay oportunidades inmensas en el turismo.

Como este apenas es incipiente, hay tiempo para evitar los errores de esta industria en otros lugares ya ‘maduros’, como Cartagena y buena parte de la Costa Caribe, y debería trazarse un plan estratégico entre el sector privado de Cartagena, con gran experiencia en esta actividad, y el sector público, y por supuesto, los habitantes de Montes de María para que esta industria se pueda desarrollar de manera rentable y a la vez sostenible, sin los abusos que pueden verse en los centros turísticos convencionales.

Ya sabemos que la ruta de las artesanías es un activo importante para los visitantes, ya que es un privilegio ver, por ejemplo, cómo se teje una hamaca en un telar milenario, como los de San Jacinto y de varios otros lugares de esta región.

El turismo de naturaleza también es un renglón importante, ya que hay atractivos como los de la alta montaña, incluyendo los muchos riachuelos y arroyos con árboles frondosos llenos de pájaros de la región. El avistamiento de aves es una de las actividades más rentables, ya que permite ‘vender’ cada ave miles de veces, al capturarla la cámara de los ‘pajareros’ y poderla tachar como vista en una libreta. Pero esa misma ave siempre será nueva para las miles de personas que no la han visto antes. Esta actividad incentiva la conservación de flora y fauna, todos ligados inextricablemente en una cadena simbiótica.

También hay mucho trabajo por hacer, ya que por años los arroyos han sido los basureros de los pueblos, confiados en que la basura va aguas abajo en las crecientes, pero sin darse cuenta del daño enorme que hacen los plásticos y sus derivados, pegados a las ramas en forma de bolsas y otros elementos que corrompen la naturaleza.

Reiteramos que es indispensable planificar el turismo para que no sea depredador, y para que le exija a los habitantes de los Montes de María no serlo tampoco.

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