Editorial


Un aire para el Dique

“Colombia no puede cometer la irresponsabilidad de perder un gran puerto natural como el de Cartagena, enorme y bien abrigado (...)”

Fuentes de confianza de El Universal nos informaron acerca de una reunión de altos funcionarios locales y nacionales con respecto al canal del Dique y hubo noticias esperanzadoras por primera vez en muchos meses.

En primer lugar, se supo que el presidente Duque ordenó encontrar cómo financiar el Dique aunque eso signifique desfinanciar algunos otros proyectos cuya necesidad no es tan apremiante para la Nación como es salvar la bahía de Cartagena, los cuerpos de agua aledaños al Dique, y las islas del Rosario.

En, y de las ciénagas vecinas al canal, viven muchas personas y la sedimentación también las está acabando, al igual que a su fauna. El Dique causa problemas ambientales casi irreversibles pero también se convierten en crisis humanitarias cuando las personas del área ya no pueden pescar, y a veces, ni navegar por la pérdida de profundidad. Los sedimentos aportados por el río Magdalena a través del Dique entonces son mucho más que un problema ambiental.

El Dique, como lo hemos dicho tantas veces aquí, creó un delta que avanza cien metros lineales por año hacia Tierrabomba, y antes de llegar a la isla, lo hará al canal de navegación de entrada y salida a la bahía de Cartagena. Nuestra ciudad sería el segundo puerto del Caribe amenazado por el río Magdalena, que ha vuelto al de Barranquilla casi inviable, y si no se hacen las obras del Dique, en seis años el canal mencionado comenzaría a ser tapado por la sedimentación, además del tremendo daño ambiental hecho a los antes fondos coralinos de la bahía de Cartagena.

Colombia no puede cometer la irresponsabilidad de perder un gran puerto natural como el de Cartagena, enorme y bien abrigado, y con gran profundidad antes de que el Dique comenzara a hacer su daño, acentuado por el dragado hecho por el Ministerio de Obras Públicas (de Enrique Vargas Ramírez) entre 1981 y 1984, cuando amplió el canal a lo ancho, lo rectificó y lo profundizó, todo para que cupieran el él convoyes más largos, más anchos y de mayor calado, para llevar más hidrocarburos entre la refinería de Barrancabermeja y la de Cartagena.

En la reunión antes mencionada también se reconoció la responsabilidad directa o indirecta de Ecopetrol en el desastre ambiental de Cartagena, por lo que necesariamente debe ser uno de los aportantes a su solución.

Toda esta tragedia del Dique duele mucho más por el silencio de la mayoría de los parlamentarios de Bolívar, en contraste con los del Atlántico, que son todos voceros de su ciudad ante el Gobierno nacional y los medios acerca de los problemas enormes de Bocas de Cenizas, esos sí a cargo de la Nación por la previsión de otros parlamentarios suyos de antaño.

Menos mal que el gobernador de Bolívar, Dumek Turbay, se apersonó del Dique, y también lo hace con efectividad el alcalde (e) Pedrito Pereira. Esperamos que toda la ciudad se mueva como una sola hasta que las obras del Dique estén concluidas, y nuestra bahía y ecosistemas a salvo.

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