Editorial


Un pico y placa más funcional

La medida de pico y placa ha sido ensayada en muchos lugares bajo distintos nombres, pero en Colombia, donde su pionero fue Enrique Peñalosa en su primera alcaldía en Bogotá, ese es el nombre que usamos para indicar que los carros de ciertas placas y en ciertos días, tendrán la movilidad restringida preferiblemente en las horas pico, a veces en todas partes, a veces solo en algunos sitios.

Aunque el propósito original era usar la medida solo en las horas de más tráfico, como su nombre lo indica, en distintos lugares se han ensayado distintas combinaciones, desde restringir unas placas todo el día en toda la ciudad, hasta hacerlo parcialmente en ciertos sitios y en ciertas horas.

En Cartagena se han ensayado varias modalidades y la que mejor funcionó se parece a la que se acaba de implementar, y que regirá a partir del lunes 4 de diciembre, cuando las restricciones serán solo para carros particulares en tres horarios: de 7 a 9 a. m.; de 12 m. a 2 p. m.; y de 5 p. m. a 7:30 p. m. También habrá algunos barrios dentro de los cuales no estará vigente la norma, lo que les permite a sus habitantes llevar una vida normal, sin empeorar el tráfico de ninguna manera, pues los sitios críticos son las arterias entre el Centro y la periferia.

Cuando no hay estudios serios de tráfico, una medida de pico y placa es mejor si obedece al sentido común, el que ayuda a que funcione. Los trancones ocurren en esas arterias antes mencionadas, y la atención de los agentes del Tránsito, tanto del DATT como de la Policía, deben concentrarse allí para que el tráfico interurbano fluya bien.
Cuando la medida era generalizada, los agentes del tránsito no siempre se ocupaban de los sitios neurálgicos, sino de los sitios más fáciles de manejar, como los barrios residenciales donde es menos probable que un conductor airado se baje a agredirlos con una varilla en la mano, y donde es más fácil ‘pescar picúas’ para los agentes con esa mala disposición, que los hay.
Por otro lado, esta medida “más amable”, como la llama la Alcaldía, no incentiva tanto la compra de un segundo carro para no tener nunca pico y placa, lo que termina empeorando la movilidad.

Tampoco se debería dedicar la Policía a hostigar a los carros con placas de otras ciudades, porque aunque algunos de sus propietarios viven aquí, es mayor el porcentaje que vive fuera y no debería ser acosado. Aunque el cambio hecho es bueno, ojalá que se recojan estadísticas para que en adelante las modificaciones correspondan más a la realidad de la calle.

 

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