Editorial


Un Transcaribe más amable

Transcaribe sigue bastante corto ante las necesidades ciudadanas de rapidez, y a pesar de esto, la gente lo quiere, lo espera y lo seguirá esperando con el anhelo de que pronto este sistema integrado de transporte masivo (SITM) llegue a sus expectativas.

Los 120 buses en operación no bastan para cubrir las pocas, pero importantes rutas barriales a las que llega con sus busetones; a pesar de que ya llegaron 16 de un lote de 30 vehículos nuevos de este tipo, para completar 150 buses, el proceso va muy lento.

Mientras se llega a los 658 buses finales a mediados de 2019, para atender la demanda de transporte digno para casi toda la ciudad, hay detalles de poca inversión para hacer más cómoda la vida de los usuarios.

En esta ciudad de extremos climáticos, mejorar ciertos aspectos técnicos puede mitigar ese impacto, como por ejemplo, que todas las estaciones tengan habilitados sus accesos por ambos extremos.

Es absurdo que el usuario no pueda acceder a la estación por cualquier de sus dos extremos, de modo que si tiene la mala fortuna de estar cerca del sector restringido de la estación, se vea obligado entonces a caminar un buen trayecto bajo sol o lluvia, para llegar al sitio opuesto donde pueda ingresar. Esto ocurre en todas las estaciones.

Igual pasa con los intervalos entre un bus y otro: no hay una sincronización para que el pasajero no espere tanto en las estaciones ni en los paraderos de los cinco barrios donde ya está el sistema: Crespo, Bocagrande, Blas de Lezo, Variante y Pozón.

La espera de 10 minutos o más a que llegue la ruta T102 o la X106, le resta competitividad y eficiencia al SITM, cuando su éxito es la rapidez de la frecuencia y la velocidad del bus padrón o articulado en su carril, ¿o entonces para qué se les asignó el carril exclusivo?

Igualmente son fundamentales las ayudas didácticas de colores en la estación, que indican los sitios de abordaje y parada de cada ruta.

Es cierto que las hay, pero están en mal estado y lo recomendable es hacerlas en material más resistente, y fijarlas en los sitios más visibles de todos los vagones de transferencia de pasajeros.

Falta señalización en aquellas estaciones donde hay dobles vagones, para que el usuario sepa en qué puertas de abordaje frenan una y otra ruta.

También se debe prestar atención a las solicitudes de los usuarios de las rutas alimentadoras en el sentido de adecuar los sitios de parada de los buses, que hasta ahora solo tienen señales de piso.

Es importante mejorar los tiempo en las vías interbarriales, pues para poner un ejemplo, esperar en los paraderos un padrón de la ruta Variante a las 3:30 de la tarde, puede ser una paciente tarea de 20 minutos o más, y esto rompe con los principios de agilidad con que se le vendió el sistema a los cartageneros hace muchos años.

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