Editorial


Una mirada al medio ambiente

EL UNIVERSAL

06 de junio de 2017 12:00 AM

Desde que en 1972 la Asamblea General de Naciones Unidas estableció que cada 5 de junio se celebraría el Día Mundial del Medio Ambiente, el planeta fija su atención en este día en promover acciones que mitiguen los impactos negativos que el hombre genera en la tierra y sus recursos naturales.

Más allá de celebrar esta importante fecha, cada 5 de junio se nos recuerda el compromiso que los ciudadanos del mundo y las naciones tienen con el ambiente, un compromiso que no es menor ni se puede postergar pues el planeta entero reclama nuestra atención.

Colombia no puede ser la excepción en este escenario mundial, y deberá trabajar con ahínco por la preservación y conservación de la rica biodiversidad de la que aún goza, por hacer del desarrollo sostenible el eje de las acciones del Estado y de movilizar los recursos necesarios para emprender acciones reales y contundentes que demuestren con hechos que el medio ambiente es prioridad nacional.

Si bien desde el ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible se ha emprendido una lucha contra la deforestación y se han reafirmado los compromisos adquiridos por el país en importantes acuerdos como el de París para el cambio climático, no debemos bajar la guardia y debemos seguir articulando acciones entre el Estado, la empresa privada y los ciudadanos.

En nuestra edición dominical publicamos con beneplácito la instalación de un sistema solar fotovoltaico en la comunidad de Pasacaballos, un gran esfuerzo que se hace desde el sector privado para promover energías limpias, además de fortalecer un negocio inclusivo generando ahorros significativos en los gastos por concepto de pago de luz.

Ver que Cartagena se inserta en esta dinámica mundial que invita cada vez más a generar energías alternativas, es destacable. Los 32 paneles solares instalados en la Asociación de Pescadores y Agricultores Artesanales (Agropez), auspiciados por Reficar y la Fundación Mamonal, nos demuestran que desde la cadena productiva es posible adelantar acciones y aportar a disminuir el calentamiento global.

Sin duda, la puesta en marcha de la Ley 1715 de 2014, que buscaba promover la investigación y el desarrollo de energías amigables con el ambiente, aportando herramientas administrativas y disminuyendo los costos tributarios, arancelarios y contables, está arrojando resultados.
Ahora nos falta mucho más énfasis para eliminar los vertimientos peligrosos al río Magdalena, convertido en la cloaca nacional y en un gran contaminador de cuerpos de agua internos y del Mar Caribe.

Ojalá, desde el Estado y el sector privado se sigan promoviendo este tipo de iniciativas, que nos invitan a transitar en una ruta hacia la conservación de los recursos. Mantengamos la mirada en el medio ambiente, es el único camino seguro para la supervivencia del ser humano.

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