Editorial


Una mujer en la Presidencia

EL UNIVERSAL

18 de junio de 2016 12:00 AM

Estados Unidos está a punto de lograr un hito histórico, si elige por primera vez una mujer a la Presidencia, Hillary Clinton, quien no solamente ha cumplido una exitosa carrera como Secretaria de Estado y como senadora por su partido, sino que se enfrentará, con argumentos de estadista, a uno de los candidatos más retardatarios en el devenir de ese país: Donald Trump.

Solo la ceguera del Partido Republicano impidió que el Congreso de los Estados Unidos convirtiera en ley una de sus iniciativas más modernas, relativas a la salud, pero logró que saliera adelante la parte que tenía que ver con la atención a menores. Ese país, de ganar Hillary –una candidata mejor preparada y con mayores contactos en la comunidad internacional- se sumará a otras mujeres que partieron la historia en dos, como Indira Ghandi, Margaret Thatcher, Golda Meir y Ángela Merkel, esta última todavía en el poder en Alemania y emularía la historia de muchos países latinoamericanos, como Chile y Brasil, donde fueron elegidas mujeres para conducir el Estado.

A Hilllary se la reconoce como una de las activistas más tenaces por los derechos civiles, mientras a su contrincante solo le atribuyen con razón su discurso agresivo y sus posiciones contrarias a la inmigración. Los estadounidenses darían una muestra fehaciente de civilización y avances incontenibles en la igualdad de género si eligen a Hillary Clinton en noviembre próximo, como ya lo hicieron con Barack Obama, superando así años de racismo, que se expresaban en la vida cotidiana.

Sería la representación más diciente e incontrovertible de la igualdad de oportunidades sin distingos de raza, religión, sexo o edad de que tanto se enorgullecen los norteamericanos y que estamos buscando en todo el mundo, como expresión máxima de la democracia.

Dicen que el pueblo estadounidense quiere ver a su país ejerciendo liderazgo en el planeta y desembarazándose de lo que lo impide, y que por eso se irían todos con Trump, pues él les dice lo que quieren oír, de una forma abierta y sin tapujos, pero la semilla de la sociedad igualitaria que encarnan los demócratas aún sigue vigente.

Es cierto que Trump es un fenómeno de masas, capaz de utilizar los medios de comunicación de manera eficiente y aprovecharse del sentimiento de impotencia de los estadounidenses ante fenómenos como el terrorismo, pero eso no será suficiente para obtener una victoria a fin de año, pues todavía los habitantes de ese país creen que a la Presidencia deben llegar los más capaces y no un “loco” que representa un caso de propaganda, una moda y lo más retardatario del país.

En noviembre se verá si los estadounidenses se dejan arrastrar por las ideas prepotentes de un candidato que le atribuye todos los males de su país a quienes aún creen en el sueño norteamericano.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS