Editorial


Universidad de Cartagena, vocación de eternidades

Fundada el 6 de octubre de 1827 por el Libertador Simón Bolívar y el general Francisco de Paula Santander, la Universidad de Cartagena cumple hoy ciento noventa años erguida como faro capaz de  iluminar, desde los albores de la independencia, en  toda la Costa Caribe y en cada rincón de la patria, los caminos del desarrollo y el  intelecto, dando cabida a cientos de generaciones sin distingo de raza, credo político y condición social.

Instituciones públicas como la Universidad de Cartagena deben llenar de  orgullo colectivo a la ciudad.

Recordemos que, después de  soberbios esfuerzos de todos sus estamentos, la Universidad de Cartagena fue exaltada por el Ministerio de Educación nacional el 26 de marzo de 2014, otorgándole la acreditación institucional de Alta calidad académica.

Además, en un hecho histórico, la Universidad de Cartagena fue ubicada en el listado de las mejores universidades del mundo. En efecto, la universidad de Harvard, teniendo en cuenta sus índices de investigación colaborativa e innovación, puso al alma máter en el puesto 678 entre las 800 mejores universidades del mundo. 

Paradójicamente y como doloroso contraste, los bachilleres bolivarenses se ubican en el fondo del ránking nacional de las pruebas Saber, superando tan solo a los chocoanos.

Hoy, el médico pediatra, Edgar Parra Chacón, tolimense de nacimiento y  cartagenero por adopción, ocupa el mismo escritorio del primer rector de la Universidad de Cartagena, José Joaquín Gómez y del cuatro veces presidente de la República, Rafael Núñez.

En el vetusto claustro de San Agustín se respira, contrario a lo que ocurre con el futuro político de la ciudad, un aire renovado, lleno de fe y de confianza.

Todos ahí parecen estar decididos en mantener  el liderazgo, el reconocimiento social, el prestigio académico, fiel al sueño de Bolívar y Santander, quienes aseguraban que la educación con calidad es el  mejor cincel para tallar las generaciones que tomarán las riendas  de la patria.

La elección de Unicartagena, por parte del Gobierno, como una de las siete universidades de la paz que lidera la formación en educación  superior  en las antiguas zonas del conflicto y durante el posacuerdo, demuestra que sigue estando a la altura de los tiempos.

La Universidad de Cartagena y su vocación de eternidades comprendió hace ciento noventa años que, la educación de excelencia, es  el  arma pacífica más poderosa y transformadora del universo.
 

 

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