Editorial


Venezuela y la prensa libre

La más reciente “cantinflada” de Nicolás Maduro es la censura total al canal de noticias CNN en español, porque estaba supuestamente conspirando contra Venezuela y estaba preparando un golpe de Estado contra él.

No es la primera vez que el mandatario arremete contra la prensa, ya que antes había prohibido ejercer en territorio de ese país a NTN24, pero esta vez se sobrepasó en sus actuaciones.

Maduro intenta esconder lo que ya es una realidad muy palpable: que su pueblo padece bajo una dictadura y la única que se atreve a decirlo es la prensa independiente, de ahí que considere a los medios de comunicación como su enemigo número uno, como lo consideraban Fidel Castro y el “Che” Guevara en Cuba, a comienzos de la revolución.

En realidad, Venezuela está siguiendo los pasos de la isla, no solo en su actitud para con la prensa, sino en todos sus aspectos.

El país vecino se ha convertido en un peligro para la estabilidad de la región, empeñado en instaurar en el Continente el socialismo estilo siglo XXI, que es lo mismo que intentó hacer Cuba, exportando la revolución socialista a toda América Latina.

Es preciso que todos estemos alertas, pues corremos el riesgo de perder la libertad, en nombre de la lucha contra los más pobres, y nuestra región es el teatro para ensayar un régimen despótico y abusivo.

La justicia de Estados Unidos ha incluido al vicepresidente de ese país, Tareck El Aissami, en la Lista Clinton, lo que significa el congelamiento de todos sus activos. Y el sábado, los partidarios de uno y otro bando salieron a marchar a las calles con motivo de los 3 años del encarcelamiento de Leopoldo López.

A la prensa le está prohibido reportar las protestas contra el Gobierno y a los medios se les acusa de defender los intereses de la “oligarquía”.

La arremetida contra el periodismo libre ha obligado a muchos reporteros a irse de Venezuela. Y las medidas del régimen hacen muy difícil, casi imposible volver.

El presidente Maduro no acepta las críticas, y los medios, nacionales o extranjeros que no están de acuerdo deben pagar con su existencia su labor.

Se dice que la democracia está sustentada en una prensa libre, pero en países como Venezuela, estos ataques contra el periodismo apuntan a asfixiar económicamente a los medios que vayan en contravía a lo que manda el régimen, que generalmente liquida las libertades, aumenta la corrupción y perjudica a los pobres que dice defender.

No solamente con el cierre de la CNN, se destruye una nación. Con cada periódico que no obedece la “verdad” que pregona el régimen se destruye la democracia.

Y es cuestión de todos defenderla con entereza.
 

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