Editorial


Viaducto y calzadas

La doble calzada hacia al norte de Cartagena tenía un nudo gordiano por predios no entregados en La Bocana y en sitios aledaños, pero antier al fin comenzaron a desarmar la parte de Blas el Teso  que impedía consolidar la ampliación vial requerida allí. Sin duda el área cambiará de fisonomía una vez estén listas las calzadas a lado y lado de la vía en este lugar y es una noticia excelente que al fin se puedan hacer las obras en estos sitios, indispensables para que este sistema vial funcione bien.

La transformación de la zona norte será exponencial como consecuencia de esta doble calzada entre Barranquilla y Cartagena, no solo porque el viaducto del Gran Manglar, con sus 5,4 kilómetros es el más largo del país y el tercero en Latinoamérica,  sino porque hay otras grandes transformaciones en el área. Al caer a tierra firme en la entrada a Tierrabaja, el viaducto dará acceso a la primera Terminal de Transporte del norte y la segunda de la ciudad, en terrenos de la ciudadela Serena del Mar, que es en sí un hito de nuestro desarrollo local por los conceptos de avanzada empleados para planificarla como sitio donde mucha gente pueda vivir y trabajar en un mismo lugar. Además, será una ciudadela ‘anfibia’, aunque este no sea el término exacto, por su gran interacción con el agua que la circunda de las ciénagas de la Virgen y de Juan Polo, además de algunos canales nuevos que serán construidos. Y tendrá la ventaja de que setecientas de sus mil hectáreas seguirán siendo bosque seco tropical una parte, y manglares otra, con lo que asegura la sobrevivencia de mucha de la fauna de la zona, de tierra, mar y aire.

Serena del Mar tiene ya dos enormes ‘anclas’, como son un gran hospital en colaboración con la Fundación Santa Fe, de Bogotá; y una sede de la Universidad de los Andes, que no solo tendrá un alto estándar académico, sino que funcionará en una edificación estéticamente sobresaliente y tecnológicamente avanzada.

El hospital era una necesidad enorme de Cartagena, que padece por la ineficiencia de su sistema de salud, muy a pesar de los grandes esfuerzos que hacen la mayoría de los médicos de la ciudad, y que ocasionó que se diga con gran ironía que la mejor clínica local es el aeropuerto.
Aunque la integralidad del desarrollo de Serena la hace sobresaliente, no hay que subestimar otras urbanizaciones que la antecedieron cuando la sola idea de que la ciudad pudiera crecer allí parecía una locura. Afortunadamente también se beneficiarán todos estos desarrollos del hospital, y la sede de los Andes se sumará a la de la Tadeo, un poco más al norte, ampliando la oferta educativa cartagenera y mejorando el nivel de vida de los habitantes de estos desarrollos y de las poblaciones aledañas.

La doble calzada era el eslabón que le faltaba al norte para hacerlo despegar. Ahora solo falta que la zona de manglar talada, degradada e invadida de La Boquilla sea recuperada, al igual que las demás orillas de la ciénaga de la Virgen. 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS