Editorial


A votar con responsabilidad

Dos aspectos han de tenerse en cuenta para decidir por quién depositar el voto mañana en las elecciones presidenciales: el talante ético de los candidatos y el contenido de sus programas de gobierno, porque no se trata de una confrontación camorrista donde cada cual debe demostrar que es el más pendenciero, el más vivo y el que puede causarle mayores males a sus contradictores, sino una competencia digna y seria, entre líderes que pretenden dirigir los destinos inmediatos de un país que enfrenta enormes retos, pero que también posee grandes oportunidades de desarrollo.

La actitud más racional y madura es que cada ciudadano reflexione y analice cuidadosamente cuáles son los principales y más urgentes problemas que enfrenta Colombia y que le impiden enmarcarse en una senda de crecimiento y progreso como les ha ocurrido a otros países latinoamericanos, Brasil y Chile entre ellos, y escoger el proyecto de nación propuesto por los candidatos que mejor se acomode a sus deseos o anhelos de futuro y que resulte viable construir. Este proyecto debe parecerse al sueño por el cual estemos dispuestos a apostar y a luchar para convertirlo en realidad con trabajo y voluntad.

Es importante recordar que cuando votamos no estamos comprando una fórmula poderosa para que nos resuelva todas nuestras dificultades como por arte de magia, sino escogiendo una propuesta para cuya aplicación debemos contribuir activamente, convencidos de que el desarrollo no lo construye un gobernante y sus colaboradores, sino que es una tarea de todos, lo cual requiere una actitud edificante de la comunidad, que permita la construcción colectiva del futuro común, actitud que constituye una obligación para aquellos a quienes la vida les ha brindado oportunidades y para quienes tienen en sus manos las herramientas necesarias.

Es menester que cuando mañana se vaya a votar no se haga con rabia o con ánimo revanchista a vengativo, sino como la aceptación y respaldo a un esquema de país que nos permita crear un acuerdo alrededor de los sueños o propósitos nacionales que todos compartan, teniendo claro que el destino se forja día a día en el presente.

Debemos convencernos de que el programa de gobierno que vamos a apoyar con nuestro voto es la estrategia más adecuada de bienestar colectivo y no una que haya sido desarrollada para satisfacer los apetitos de poder de un pequeño grupo o los intereses personales de quienes pretenden convertir a Colombia en una finca particular, sin tener en cuenta a la totalidad de los colombianos.

Las elecciones de mañana son una convocatoria a todos los ciudadanos, sin excepción, a participar en la gran empresa de construir a Colombia. Se le pide a los habitantes que intervengan en la construcción del presente y futuro del país, y se espera la participación consciente del pueblo colombiano. No es hora de abstenerse y darle la espalda a una responsabilidad tan delicada con el porvenir de nuestra patria.
 

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