Editorial


¿Y los culpables?

EL UNIVERSAL

01 de mayo de 2018 12:00 AM

A las mujeres, la Justicia y el Estado les fallan.

El 14 de abril atentaron contra Karen Figueroa Díaz. Su hija, de apenas 7 años de edad, murió por este hecho y aún no se sabe dónde están los responsables.
Karen estuvo vulnerable por varios meses y aún lo está por falta de apoyo de las instituciones. Ella cree saber quién la mandó a matar, por las amenazas que recibió y lo denunció, sin éxito.

Ese sábado, Karen trabajaba como peluquera en su casa en el barrio San Fernando cuando un sujeto se bajó de una motocicleta, se acercó por la ventana y metió un arma de fuego. Tras mirar a Karen, disparó sin piedad.

Lo hizo varias veces. Cuatro disparos se alojaron en el cuerpo de Karen y dos más en la cabeza de su pequeña hija Sofía.

Mientras las auxiliaban, Karen recordaba que la única persona diferente que había llegado ese día fue su expareja, que desde meses atrás la amenazaba. En agosto del año pasado, luego de las constantes amenazas, Karen denunció a su expareja en una Inspección de policía pero nunca recibió la boleta de citación, y que el caso quedó así. Entonces no creía que pasaría algo grave, pero sucedió. Hoy ella y su familia exigen justicia y que no haya impunidad.

La persona señalada como autor intelectual del atentado ya tiene abogado y dijo que no tenía que ver con lo que lo señalaban; Karen hizo la denuncia formal en la Fiscalía, con lo que espera celeridad en el caso.

Hasta ahora, lo único que han mostrado las autoridades de la investigación, es un retrato hablado de la persona que supuestamente disparó. Yaunque ofrecen una recompensa de hasta 15 millones de pesos a quien dé información que permita encontrar a los autores del atentado, dos semanas después no se conoce de ninguna captura.

Las mujeres que van a las comisarías de familia o inspecciones de policía a denunciar violencia intrafamiliar, se sienten perdidas. No hay una verdadera atención integral porque no las orientan, no las acompañan, no les dan asesoría jurídica, ni les informan sobre sus derechos y mecanismos de protección.

Las otras no denuncian, porque las que lo hacen terminan revictimizadas por los funcionarios, que les piden repetir una y otra vez los hechos por los que ‘creen’ que son víctimas de violencia de género.

La Fiscalía dijo que 10 de cada 100 mujeres que denuncian violencia intrafamiliar, resultan siendo víctimas de feminicidios; la tasa creció 8 puntos desde el 2008, cuando se implementó la Ley 1257, con la que se dictan disposiciones para proteger a las mujeres de la violencia.

Es decir, que denunciar no les sirve de mucho, porque los feminicidios aumentan incluso entre quienes deberían ser protegidas por denunciar.

Karen sigue en riesgo de hacer parte de ese grupo, y ya es tiempo de que las autoridades den resultados contundentes para conocer a los responsables del hecho y sobre todo, para evitar su muerte.

Urge que el Distrito ayude a proteger las familias en situaciones similares y censure los casos de violencia contra la mujer, porque el silencio también puede ser cómplice.

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