Opinión


La esperanza en la juventud

JUDITH ARAÚJO DE PANIZA

06 de agosto de 2013 09:38 AM

Con gran gozo y alegría pudimos ver a millones de jóvenes del mundo congregarse en la Jornada Mundial de la Juventud, en la que muchos medios de comunicación cumplieron también un papel importante, permitiéndonos conocer los mensajes y experiencias de este maravilloso evento que renueva la fe y la esperanza en los cambios que podremos lograr en la sociedad si verdaderamente seguimos a Jesucristo.

Vimos a jóvenes, líderes civiles y religiosos manifestar su entusiasmo, su felicidad en torno a la fe en Jesucristo, el único capaz de mover el corazón para que podamos ser cada día mejor y servir más a los demás, con el coraje de enfrentar cualquier poder o fuerza que vaya en contravía de los valores del evangelio. La vida de Jesús y su permanencia en el mundo a través de su Espíritu Santo, se evidenciaba en cada una de las reuniones y eventos realizados en esta Jornada.
El papa Francisco con su lenguaje sencillo, plano, llamando a las realidades por su nombre, con la calidez que lo caracteriza, nos confirmó en la fe en la Iglesia, invitándonos a cumplir lo mandado por Jesucristo: “Id y haced discípulos a todos los pueblos”*.
Nos recordó que es a través de la oración, de los sacramentos y del servicio a los demás, que nos vamos renovando en comunión de amor y así podremos construir un mundo mejor, en el que seamos una sola familia alrededor de nuestro Padre común Dios.
Aprovechó el papa la realidad que el “campo fidei”, no estuvo apto para realizar algunos eventos, para decirnos que el verdadero “campo de fe” está en el corazón de cada cristiano. Así como el campo sirve para un evento deportivo y los deportistas tienen que entrenarse permanentemente, así necesitamos los cristianos entrenarnos también, y Jesús ofrece algo que es mucho más que una copa del mundo, ofrece la plenitud de la vida y luego la vida eterna de felicidad con Él en el cielo. Recordaba también la parábola del sembrador, que sólo la semilla da fruto cuando el campo es fértil, igual nuestro corazón da fruto sólo cuando medita, ora y vive la Palabra de Dios.
Habló también el papa de la esclavitud de la dependencia a sustancias químicas: las drogas, que no se solucionan legalizando lo que realizan los mercaderes de la muerte, sino resolviendo los problemas de fondo que llevan a buscar felicidades falsas. Nos invita a fortalecer la familia, la educación, la formación en valores y acompañando y ayudando a salir a quienes han caído en ellas.
Invitó al “diálogo” para encontrar soluciones a los diferentes desafíos, siempre dando realce a la dignidad humana. Invitó a aprovechar la verdadera sabiduría de los años, con el diálogo de saberes entre los abuelos y jóvenes. Nos instó a curar las heridas ocasionadas por las incoherencias a la fe, a buscar el bien común, a combatir la corrupción y a ser generosos y solidarios.
Reafirmó el papa nuevamente la esperanza en la juventud, recordándonos que es bueno amar a Jesús, seguir a Jesús, salir a compartir a Jesús con los demás. Recobremos el ímpetu de la juventud y seamos protagonistas de la historia.
*Mt 28,19

*Economista, orientadora familiar y coach personal y empresarial.
judithdepaniza@yahoo.com

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