Columna


Otra vez el terrorismo

MIGUEL YANCES PEÑA

15 de agosto de 2010 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

15 de agosto de 2010 12:00 AM

Después de años de tranquilad volvimos a lo mismo. La noticia que ocupó la atención de los medios masivos de comunicación la semana pasada, tuvo que ver con hechos que ya habíamos olvidado: la explosión de un carro bomba en la capital de la Republica. Parece que se hubieran envalentonado los terroristas con la salida de Uribe. El acto terrorista no ha sido reivindicado –hasta ahora- por ninguno de los grupos al margen de la ley, aunque sus características nos recuerdan el accionar de las bandas del narcotráfico; no así el de la guerrilla que suele ir dirigida contra las FFAA, y la infraestructura energética, vial y militar. No obstante estar claro que las estrategias de combate son diferentes, hace ya mucho tiempo que estos dos fenómenos (narcotráfico y guerrilla) se nos confundieron: primero por la necesidad de proteger sus cultivos, unos, y financiar su actividad rebelde los otros; y segundo, porque para el gobierno era mejor verlos como una sola cosa, y utilizar los recursos del Plan Colombia para combatirlos ambos. Mientras la guerrilla se combate –entre otras- eliminando las causas sociales que la originan; mediante la acción política y diplomática; el acoso militar a los grupos alzados en armas, y los estímulos a la desmovilización, el narcotráfico tiene que ver fundamentalmente con el consumo (demanda), y con las políticas creadas por los gobiernos, que sólo ellos están en capacidad de desmontar. Está suficientemente soportado en teorías económicas, que la guerra contra las drogas mejora la rentabilidad y estimula el ingreso de nuevos actores y recursos al negocio; al tiempo que incrementa el poder de reacción, la violencia entre grupos, y la corrupción. No es necesario que los países consumidores la legalicen: si es lo que estamos esperando. Nunca lo harán: ellos no sufren los males de las políticas que nos imponen. Con que lo haga Colombia en un acto de real soberanía, acabaría de una vez, con el narcotráfico y con la guerrilla que le parasita; y con la violencia y la corrupción interna, que automáticamente se desplazaría a los países consumidores y productores que no decidan legalizarla. Ningún gobernante Colombiano se ha atrevido a tomar esa decisión. Quien más cerca estuvo fue Samper; no obstante con más de medio país y los medios en contra fue muy difícil. Por lo tanto molesta que cuando ya no tienen el poder para hacerlo, ex presidentes como Vicente Fox en México, y Cesar Gaviria en Colombia, nos lo propongan. Esa teoría económica es vieja y el fracaso militar también, ¿de qué sirve que lo digan ahora si en su oportunidad fueron pusilánimes frente al tema? Intentemos un referéndum. El narcotráfico, más que la guerrilla, es hoy en día el agente desestabilizador más importante en este país. El tema con Venezuela no ha hecho más que invertir astuta y equivocadamente la prioridad hacia la guerrilla diezmada y acorralada. Santos puede tener muy buenas intenciones, y ganas, pero el liderazgo de Uribe no. Yo conozco una fórmula infalible para perder -dice Jaime Ruiz en Atrabilioso- tener demasiadas ganas de jugar” y eso puede estarle pasando a Santos. Quiera dios que se le baje un poco el ego, y empiece a ganarse el liderazgo en el día a día, como tiene que ser. *Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe myances@msn.com

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