Política


Cartageneros, entre los más quejosos y desconfiados, según estudio

Un estudio de un grupo multidisciplinario de cultura ciudadana y transparencia de la Universidad de Cartagena demostró que los cartageneros son altamente desconfiados y se dejan llevar por el afán de quejarse por todo, sin embargo a pesar de esto mantienen viva la esperanza de un futuro mejor.

Para Lucía Álvarez, profesora titular  de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad de Cartagena, la desconfianza es una de las variables que afecta el avance de los cartageneros y el desarrollo de la ciudad.

En diálogo con El Universal esta catedrática e investigadora reveló  un diagnóstico de cultura ciudadana que arrojó que “la falta de confianza fue una de  las variables sobresalientes entre 20 comportamientos problemas de los cartageneros”.

El estudio hace parte del proyecto “Un pacto por la transparencia” de la U. de. C, a cargo de Álvarez, y del joven investigador Albeiro Marrugo Padilla.
El pacto fue socializado por la página de la Universidad y buscaba ciudadanos dispuestos a firmar un pacto por la transparencia, no solo en Cartagena sino en todo el país.

“Lo que queremos mostrar es que en Cartagena sí hay gente interesada en construir una cultura de transparencia, y que ese es el camino que todos necesitamos”, dice Álvarez.

“Desafortunadamente ocurre que todos listamos problemas, en el Palito de Caucho,  en los salones de belleza, en las terrazas de las tiendas; en todos estos lugares que, entre otras cosas esa es la mejor forma de enterarse  qué piensa la gente”, apunta.

“Y la gente se queja por A o por B, si se hace o si no; vivimos en una ciudad de muchas quejas y lamentos, eso se ve reflejado en lo que yo llamo los loquillos de las redes sociales o los foristas de las páginas web de los medios de comunicación cuyos comentarios son un rosario de quejas pero que tiene un gran sentido y son necesarios”, explica le docente.

Estas expresiones libres, para Álvarez, son de suma importancia, ya que las mediciones a través de las encuestas no son tan certeras.
“Con las encuestas la gente no dice la verdad, la encuesta predispone y la gente por miedo o por pena no dice lo que realmente está pensando”, sostiene.

Ciudad de soñadores
Sin embargo el panorama no es tan turbio ni escéptico. La investigadora defiende que “Cartagena, a pesar de todo esto, es una ciudad de gente que sueña”.

Explicó que eso se demostró en una proyección de la ciudad al año  2033, realizado por su grupo multidisciplinario de cultura ciudadana “Un buen ciudadano”.

Recordó que algo similar se hizo con el proyecto Visión Cartagena en donde cartageneros escogidos por muestras de edad manifestaron libremente cuál era la ciudad  que soñaban.

El aporte de la  academia
Para Álvarez la clave está en pararle bolas al sector académico y a sus  trabajos y diagnósticos.

“Algunos dicen qué queremos, pero muy pocos dicen cómo lograrlo, pero hace falta el conductor más importante que es la voluntad política. Hay miles de trabajos, pero qué pasa con esos resultados?. Estamos perdiendo una masa crítica, dinero y recursos en  la formación de los profesores. A los profesores  deben pagarles para estudiar, si uno no estudia no enseña. Todo ese potencial se está perdiendo. Por eso el conector es la voluntad política para que desde la gestión pública se le preste atención a esos resultados de la Academia”.

Lo que les falta a los cartageneros
De acuerdo a esta investigadora, el estudio arrojó otros ítems, y así como la falta de confianza aparece la falta de sentido de pertenencia.
“La ausencia de un sentido de pertenencia es general, se ha perdido en la familia, en lo institucional, no existe una respuesta positiva a amar esos espacios, como la casa, la empresa”, dice  Álvarez.

“Si no hay sentido de pertenencia en estas esferas, tampoco lo habrá en lo ciudadano; y en medio de esa falta de sensibilidad, todos esperamos que alguien haga lago; señalamos con el dedo y decimos tú tienes que hacer esto o aquello y  entonces entramos en el rol de ser jueces; es decir somos buenos para censurar y para juzgar y le dedicamos poco tiempo a pensar en la censura hacia nosotros mismos”, dice la investigadora.

Contó que entre sus estudiantes ha generado esas discusiones y les ha propuesto que saquen un ratico para que reflexionen con la almohada y se pregunten periódicamente: “Qué tareas dejé de hacer, a quién ofendí que no debí ofender, qué actitud asumí frente a determinada situación, esa autovaloración es esencial para de uno en uno empezar el cambio social, que estamos proponiendo en la construcción de un  buen ciudadano”.
“Una sociedad sí se puede transformar, la gente cree que es difícil, con estos estudios tratamos de demostrar que es fácil si parte de cada uno de los individuos”, explicó Álvarez.
A esta académica, química, experta en desarrollo ciudadano, la acompañan un grupo de jóvenes talentosos cartageneros como Albeiro Marrugo, un joven procedente de un barrio muy pobre de Cartagena, que hoy día está doctorándose en investigación.

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