El 29,2 por ciento de los votos obtenidos este domingo 25 de mayo por el candidato del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, contra el 25,6 por ciento del presidente candidato, Juan Manuel Santos, anticipa una segunda vuelta de infarto el próximo 15 de junio, en línea con el salto de garrocha que Gallup y la mayoría de firmas encuestadoras habían registrado para el candidato del uribismo.
Precedida de una votación histórica del 6 por ciento del voto en blanco y la segunda mayor abstención del último medio siglo, del 60 por ciento, apenas superada por la primera vuelta de la elección presidencial de 1994, la segunda vuelta estará definida con alta probabilidad por la decisión de los electores sobre el futuro de las conversaciones de La Habana, por las alianzas con los candidatos perdedores y posiblemente la evolución y el tratamiento mediático de los escándalos de campaña del último mes.
Aunque no sean endosables las votaciones de la candidata Conservadora Marta Lucía Ramírez, que obtuvo el 15,5 por ciento; de la candidata del Polo Democrático Clara López, que logró el 15,2 por ciento, y de Enrique Peñalosa de la Alianza Verde que alcanzó el 8,3 por ciento, sí será determinante la decisión que tomen los excandidatos y los principales cuadros de sus campañas en una segunda vuelta, toda vez que son votaciones significativas que adquieren carácter concluyente en una final tan cerrada como la que se puede ahora vaticinar.
Aunque hasta las últimas encuestas los ciudadanos le otorgaban escasa preferencia a un acuerdo de paz con la guerrilla, es altamente factible que ante el inminente dilema de continuar o acabar con las negociaciones con las Farc en La Habana la paz emerja como centro del debate electoral en las semanas por venir.
La escena electoral que se plantea de aquí en adelante tiene ya todos los ingredientes de dramática, en la cual, y como lo había anticipado desde hace tiempo en otros artículos, será una contienda entre el centro versus la derecha, una confrontación entre dos modelos de país con claridad antagónicos.
Será un enfrentamiento entre el centro, enarbolado por un candidato de derecha como Juan Manuel Santos, que ha exhibido prudencia en todos los ámbitos, que ha apostado por inclinar algunas políticas de la derecha al centro y que tiene un estilo de gobernabilidad más de tipo institucional, versus la derecha, encarnada por Óscar Iván Zuluaga, que apuesta por políticas de mano firme y con una propuesta de gobernabilidad de tipo caudillista.
Es en esa confrontación en donde adquiere sentido apoyos como el reciente del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, al presidente candidato, en la cual muy seguramente el grueso de la izquierda apoyará a Santos, y en la que la mayor parte del electorado del partido Conservador apoyará la aspiración del candidato Zuluaga.
Si bien el tema de la paz puede convertirse en el centro del debate de las próximas semanas, el candidato Santos está en la obligación de introducir un timonazo a su campaña, a efectos de enfatizar propuestas de carácter económico, de educación y ganar electorado en el centro del país que votó masivamente por el candidato del Centro Democrático.
Aunque pareciera que el escándalo del hacker Andrés Sepulveda no afectó seriamente a la campaña de Zuluaga, no es descartable que el avance de la investigación y la aparición de nuevos elementos de prueba tengan incidencia sobre la decisión final de los electores. A estas alturas, habría que reiterar que las apuestas están abiertas y la final será de infarto.
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