Consciente del revuelo que causó con sus declaraciones sobre los musulmanes, Donald Trump, que en los últimos meses se ha convertido en un dolor de cabeza para el partido republicano, recordó que podría ser tentado a presentar una candidatura independiente a la Casa Blanca.
En un tuit, el candidato al frente de las encuestas republicanas anunció una primera advertencia este martes: "68% de mis simpatizantes votarían por mi si fuera candidato independiente". El miércoles por la mañana reafirmó en la cadena televisiva ABC: "Si no se me trata de manera igualitaria, por supuesto podría proponérmelo".
Dentro del partido republicano, que teme un tercer mandato demócrata consecutivo en la Casa Blanca, la preocupación sobre cómo posicionarse frente a "Donald" a un año de las elecciones presidenciales se hace sentir.
El magnate inmobiliario siempre despertó incomodidad. Pero en el torbellino que causó el atentado de San Bernardino, su propuesta de prohibirle la entrada a Estados Unidos a los musulmanes complicó aún más el juego.
En el caso de que el excéntrico multimillonario gane las elecciones primarias en su partido, una hipótesis que ya no resulta tan disparatada, será difícil imaginar que un Marco Rubio, senador republicano de Florida o un Jeb Bush, exgobernador e hijo y hermano de un presidente, lo apoyen con todo su peso político.
"Nunca será presidente", evaluó Larry Sabato, profesor de ciencia política de la Universidad de Virginia.
"La pregunta es si logrará entrar en el complejo proceso de nominación para convertirse en el candidato de los republicanos. Si ese es el caso, se dirigen directo a un desastre político y lo saben", apuntó Sabato.
Cuando, a principios de septiembre, Trump había jurado su "lealtad" al partido, los dirigentes habían fingido quedar tranquilos con esta señal de unidad, y aseguraron que "cualquiera (de sus) candidatos" sería mejor presidente que Hillary Clinton. Hoy la ecuación ya no es tan simple.
Desde el exvicepresidente Dick Cheney al excandidato a la presidencia Mitt Romney, casi todas las personalidades con peso dentro del denominado "Grand Old Party" han enviado en las últimas 24 horas, aunque con tono variado, un mensaje simple a los votantes: Trump no es un candidato aceptable.
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