Política


Ingrid Betancourt le ve futuro al proceso de paz

COLPRENSA

05 de mayo de 2016 09:55 AM

Después de ocho años de libertad, Íngrid Betancourt asegura que apenas está comenzando a superar los años que estuvo en cautiverio a manos de las Farc.

Hoy, luego de seis años de no visitar el país, regresa a participar en varios foros sobre la paz y reconciliación. La excandidata presidencial habló sobre el proceso de paz que se adelanta con las Farc.

¿Cómo ve el proceso de paz con las Farc a distancia?

“Yo sé que en Colombia hay muchas preguntas, inquietudes, pero de lejos, uno ve un proceso firme, es decir, hay avances concretos, hay soluciones puntuales para problemas que están sobre la mesa y parecían muy complicados de administrar. Veo una voluntad de compromiso que es un síntoma positivo, porque desde el punto de vista del Gobierno como desde el punto de vista de las Farc, hay un lenguaje nuevo, no hay declaraciones tan comprometedoras como las que se tuvieron al principio, ahora hay más prudencia y eso es lo que hay que resaltar”.

¿La han invitado a Cuba?

“No, aún no me han invitado”.

¿Iría si la invitan?
“Pues lo pensaría, claro”.

Usted es una de la personas que conoce cómo son las Farc, ¿qué sentimientos tiene con la llegada de un personaje como alias “el Paisa” a La Habana?

“A pesar del imaginario colectivo, debemos entender que las Farc es un grupo grande que tiene gente que no conocemos y que pudieron haber hecho mucho más daño que las personas con las cuales tenemos una referencia de nombre. El proceso de paz es un espacio que se abre a personas con las cuales no estamos de acuerdo y cuyas actuaciones nos han llevado a la guerra, entonces si ese es el presupuesto, tener a personas como ‘el Paisa’ en la mesa, es algo que no podemos necesariamente interpretar como una agresión. Yo creo que más bien es un movimiento de las Farc para darle la oportunidad a integrantes que no estuvieron muy de acuerdo con el proceso, para que participen y sean socios de los diálogos”.

¿Usted como víctima tiene algún reclamo para las Farc?

“Como víctima, tengo todos los reparos contra las Farc. Es obvio que los seis años y medio de secuestro estuvieron llenos de dolor, sufrimiento, no solo de nosotros en la selva, también de todos los que nos estaban esperando. Luego de ocho años de liberación siento que solo hasta ahora ese ciclo comienza a cerrarse, es decir que para mí la selva no se acabó con mi liberación, entonces claro que hay reparos”.

En caso de que usted fuera invitada a La Habana, ¿tendría problema en estrechar la mano de uno de los negociadores de las Farc?

“En torno de todas estas reflexiones que deja el tema de la paz, me he preguntado qué es lo que me genera más dificultad, el olvido es imposible, el perdón ha sido un proceso muy difícil, desde el punto de vista intelectual; como decisión de la voluntad, ha sido un hecho. He tomado la decisión de perdonar, pero aún tengo innumerables recuerdos que me llegan a la memoria y que me causan mucho dolor que no puedo controlar, esas secuelas del secuestro aún las vivo y te puedo asegurar que físicamente son dolorosas. Cuando yo soy consciente y observo las dificultades que yo tengo de acercarme al proceso, pienso qué es lo más difícil, y para mí es abrazar a aquel que me hizo daño, lo digo porque lo que nosotros queremos al final de cuentas es volver a restablecer la unión de la familia colombiana, que ha estado dividida por la guerra y la política”.

Sobre la posición del expresidente Álvaro Uribe y el Centro Democrático, ¿usted cree que es más un capricho político o un debate que sirve para el proceso de paz?

“Yo creo que el expresidente ha hecho en múltiples oportunidades críticas constructivas al proceso de paz, y ha permitido adelantar y afinar la negociación, yo creo que eso es valioso. Pienso que en el caso particular de Uribe, no es simplemente una posición egocéntrica, de política, pienso que es el fruto de una vivencia personal muy dolorosa y que cada uno de nosotros debería entender. Él fue víctima del asesinato de su padre por parte de las Farc y cada uno de nosotros tenemos que pensar cuál sería la reacción de cada uno si algo así nos ocurre, entonces creo que es algo que es entendible. Además de esto, mi reflexión es: ¿si hoy la voz de Álvaro Uribe en la Colombia de hoy, es la voz que la representa? Digo esto porque mirando el país desde afuera yo veo un país que ha cambiado infinitamente, y ahora veo otra voz, una diferente, que dice que hay que tomar el riesgo de la paz. Como yo veo las cosas, venderle al país que la única salida es el exterminio del otro es una salida anacrónica”.

En temas de justicia, cuál considera usted que es la mejor opción para este proceso de paz: ¿cárcel o justicia restaurativa?

“La una no es contradictoria de la otra, y yo creo que las dos son parte de la justicia transicional. No podemos entrar a cuestionar las propuestas simplificándolas, esto es un trabajo que necesita ser entendido, ahí lo que hay es un marco jurídico en el que todos deben entrar, pero ese marco jurídico se va a aplicar individualmente. Cada uno de los integrantes de las Farc, van a pasar por una especie de puerta, y esa puerta va a tener dos caminos: uno que es para aquellos que son amnistiables, que van a tener un tratamiento muy benévolo por parte de la justicia colombiana, y el otro camino para las personas que han estado involucradas con delitos de lesa humanidad, delitos que deberán ser reparados con cárcel. Pero ese tipo de cárcel no puede ser una especie de acto de venganza, debe ser una oportunidad para reintegración a la vida civil”.

Como víctima, ¿quedaría tranquila si viera a alguno de sus victimarios en un proceso de justicia restaurativa?

“Sí, yo estaría tranquila porque la justicia no es para hacerle al otro un castigo con el fin de humillar. Lo que quisiera, a través de todo este proceso, es que volvamos a ser humanos. El problema de Colombia es que nos hemos convertido en objetos sin sensibilidad, sin respeto a la dignidad humana. Si la persona que me agredió pasa por una pena de justicia restaurativa, será una restricción que le permitiría aceptar responsabilidad de lo que me hizo, y eso es un ejemplo del corazón que podemos tener los colombianos”.

En caso de volver a la política y estar en campaña, ¿se imagina usted teniendo como contendor a un exjefe de las Farc?

“Yo comencé a hacer política sin saber de política, y es algo muy difícil, así que yo no estaría preocupada por mí si no por ellos, porque a ellos les va a quedar muy difícil, ya que comprender cómo hacer política en Colombia y hacerla de una manera en la que no solo se convierta en un saludo a la bandera, es un reto que será muy grande para ellos”.
¿Ve muy diferente el proceso de paz con el Eln?

“El proceso con el Eln es más complicado porque a ellos les ha faltado madurar la aproximación que tienen a su propuesta de paz. Si el discurso es que van a seguir secuestrando porque necesitan plata, es algo que deben rectificar inmediatamente, porque es obvio que el secuestro no puede ser un negocio”.

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